El lado oscuro de la Justicia de Gualeguay: Capítulo VIII – Los costos
Las sociedades del mundo republicano, en su afán de retribuir la responsabilidad y premiar la excelencia de quienes deben impartir justicia entre las personas y las personerías, les asegura a éstos un buen pasar económico. Dicho de otro modo, el primer mundo paga muy bien los mejores para que brinden a su sociedad el mejor servicio de justicia. Por otro lado, así como premia, la Justicia tambien remueve al que no rinde y expulsa al que la traiciona. Por estos pagos, se adoptó ese criterio político, pero la responsabilidad y la excelencia aún son una deuda.
El sistema judicial lleva siglos chequeado y solo se aggiorna conforme evolucionan o se desvían las sociedades. De este modo, está demostrado que los sistemas funcionan en todo el mundo. Ahora bien, como todo sistema, funciona en la medida que sus engranajes funcionen para hacerlo funcionar. Para ello, el sistema prevé hasta sus propios desvíos o perversiones con códigos que establecen las normas y procedimientos, mientras que a los hombres solo les queda impartir justicia.
Por esto, para tener justicia, las sociedades se la encargaron siempre a sus mejores hombres, y los premiaron para alentarlos a cumplir con sus funciones. Claro está que los mejores no eran solo en lo intelectual, sino, también, en lo moral, ya que no sólo se necesitan funcionarios bien formados, sino con valores étnicos y morales que aprovechen su formación correctamente.
Ahora bien, en la Argentina, en general, y en Gualeguay, en particular, quienes conforman los Poderes Judiciales han dejado de hacer justicia para limitarse a aplicar las leyes. Esto resulta de que imponer justicia los compromete y obliga, mientras que aplicar las leyes les permite interpretarlas y aplicarlas según les convenga. Dicho de otro modo, no recurren a las leyes para imponer justicia, sino para justificar aquella resolución que más los beneficia.
En la Justicia de Gualeguay, la irresponsabilidad de sus agentes, y la ausencia de excelencia, quedó expuesta a partir de los casos revisados de la última década. Si bien ganan onerosos sueldos, y tal vez algunos puedan calificar en su formación intelectual, el nivel ético y moral que determina su responsabilidad está lejos de las necesario para una adecuada justicia.
Cuanto ganan y cuánto nos cuestan
Según el presupuesto 2022 para la provincia de Entre Ríos, el Gobierno destina un 4,5 porciento del mismo al Poder Judicial. Dicho de otra forma, unos 5 pesos de cada cien que gasta el Estado entrerriano son para que sus ciudadanos vivamos en un estado de derecho, con todos los derechos constitucionales garantizados. Estamos hablando de entre 19 y 20 mil millones de pesos de gasto para este 2022, de los cuales un 94 porciento se destina a pagar los sueldos.
Por ejemplo, en agosto último, cuatro mese atrás, el Poder Judicial entrerriano desembolsó unos 1.700 millones de pesos para pagarle el sueldo a sus 2.681 agentes. De eso resulta que quienes trabajan en la Justicia cobraron, en agosto, un sueldo promedio de 634 mil pesos mensuales. Promedio entre los ordenazas y los jueces de allá arriba. Un monto con el que se podría comprar un vehículo de alta gama 0km por año. Visto de otra manera, el servicio de Justicia nos cuesta a cada entrerriano entre 1.300 y 1.400 pesos mensuales.
En términos comparativos, solo el promedio mensual de la Justicia duplica el sueldo del Jefe de Policía. De igual modo, ese ingreso equivale a doce sueldos iniciales de la Municipalidad, o a lo que cobra una enfermera del hospital San Antonio, o una maestra de alguna escuela del departamento, en seis meses de laburo, o al triple de lo que gana una Directora Departamental de Escuelas. Es más, un ordenanza de Tribunales tiene un nivel salarial similar al de las máximas autoridades de Educación y Policía.
En otros términos, ese promedio le alcanzaría a una familia tipo para almorzar y cenar, todos los días, en el restaurante más caro de la ciudad.
Por último, si evaluamos esto proporcionalmente por departamento, prorrateando por la población, la Justicia de Gualeguay nos cuesta casi unos 800 millones de pesos al año, unos 70 millones mensuales y unos 2,5 millones diarios. Dicho de otro modo, siendo que la jornada es de apenas 6 horas, la Justicia nos cuesta más de 400 mil pesos por hora.
Conclusión
Ahora bien, en realidad, lo que cuesta el servicio de la Justicia de Gualeguay, aunque exagerado, no es lo importante, pero sí lo es la retribución que recibe la sociedad por semejante fortuna pública. Una vez observado su desempeño deplorable, fundado en los tiempos de procesos, los fallos equivocados, y las sospechosas irregularidades, el servicio de justicia local, es exageradamente caro, ya que el estado de vulnerabilidad e indefención de los ciudadabos comunes es escalofriante para un país en democracia.
Sin lugar a dudas, nuestra Justicia, luego de apreciar cómo ignoran la verdad y los derechos, y como la pervierten en favor de unos y no de otros, desnudando su poco compromiso con su rol, sintetiza una estafa pública, ya que la sociedad paga millones y millones por un servicio que no brinda. Sería lo que la propia Justicia llama fraude.
Lo que sigue
IX – Los casos
X – Conclusiones
Norman Robson para Gualeguay21