10 febrero, 2025 1:53 pm
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En busca de la tan preciada licencia social

La licencia social se funda en los conceptos y opiniones de una comunidad respecto de una actividad en particular, sea esta pública o privada, y se aprecia generalmente como respuesta a la responsabilidad social demostrada por la misma.

La forma de construir y mantener esta tan preciada carta blanca de la comunidad es, indefectiblemente, a través de políticas, o acciones sustentables de otro tipo, que provoquen que la comunidad perciba un mejoramiento de su calidad de vida.

 

 

 

Cuando las grandes empresas sufren, justa o injustamente, la condena social, estas deben buscar la tan pretendida licencia social en base a políticas empresariales diseñadas atendiendo exclusivamente las expectativas de la comunidad.

En definitiva, estas empresas deben actuar dentro de un plan estratégico que garantice el objetivo, pero nunca tomar acciones aisladas cuyo efecto se diluya en la intrascendencia, y menos en asociación con un estado incapaz de potenciar estas acciones, ya que en este caso el efecto sería negativo.

Por eso, la acción aislada de implementar una capacitación vial en conjunto con el mismo estado que carece de políticas e incumple las leyes que propenden un correcto ordenamiento vial se diluye en la nada.

Este tipo de acción está lejos de poder mejorar la calidad de vida de la comunidad y termina proyectando un concepto negativo en la gente: La empresa acompañando la falta de políticas.

Del mismo modo, las acciones de proveer recipientes de residuos cuando no hay políticas para el tratamiento de los mismos, o de traer un espectáculo de envergadura cuando no hay políticas sociales ni de empleo, solo contribuyen a que la empresa proyecte una imagen de asociación con las carencias de la gestión pública.

Esta proyección involuntaria y, definitivamente, no deseada por la empresa, también se presta a la mala interpretación por parte de la comunidad que la puede entender como un menosprecio de sus expectativas, como una desconsideración de sus necesidades, fomentando otras tantas suspicacias.

Definitivamente, este no es el camino correcto para revertir la condena social y lograr la tan pretendida licencia social.

La gente demanda acciones concretas y sustentables que la ayuden a mejorar su calidad de vida, acciones que atiendan sus problemáticas reales, que son muchas.

Las empresas que estén comprometidas deben trabajar para elevar su prestigio en base a una definida política de responsabilidad social que recomponga de forma sustentable la imagen proyectada hacia la comunidad.

En este sentido, y a ese efecto, estas empresas deben mantenerse alejadas de la mediocridad, del descrédito, de la sospecha y de la irresponsabilidad social, para así preservar la imagen institucional de la empresa.

Puesto de forma más sencilla, la comunidad espera otra cosa, algo que la mejore de forma sustentable, no golpes de efecto mediático que le hagan olvidar temporalmente su triste situación.

Norman Robson para Gualeguay21

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