Especialista advierte que tenemos una escuela ineficiente antigua e injusta
La especialista en Educación y Sociedad Guillermina Tiramonti, en un artículo para Noticias Argentinas, sostiene que ya existe un consenso bastante generalizado en la Argentina respecto de las debilidades de nuestro sistema educativo, tanto sobre su ineficacia para transferir a las nuevas generaciones los instrumentos básicos de la cultura, como sobre que el sistema es muy injusto y que los chicos más pobres son los que tienen los peores resultados. También advierte que se percibe que algo no funciona en la escuela, y concluye que, si apenas leés, escribís mal, no contás con razonamiento matemático y lógico, y no sabés nada de programación, tus oportunidades son casi nulas.
En su artículo, esta máster en Educación y Sociedad, y miembro del Club Político Argentino, afirma que el juicio de la opinión publica, en general, se funda en un imaginario educativo alimentado por la experiencia personal y las de sus hijos y sobrinos, o simplemente por el sentido común construido en base al modelo tradicional de la escuela. Agrega que reclama castigo para los chicos, repitencia, bochazos y una reposición inmediata de el sistema de premios y castigos, y apunta que las pruebas nacionales e internacionales demuestran que efectivamente los chicos transitan la escuela aprendiendo poco, pues no comprenden lo que leen, no tienen reflexión matemática, y en ciencia estamos igual.
Hay otro dato del que hablamos poco, señala Tiramonti, y es que nuestra escuela está vetusta, es una antigüedad, refiriéndose, fundamentalmente, al nivel medio de educación, aunque aprovechó la ocasión para señalar que el primario tiene una enorme deuda con las generaciones que pasaron y pasan por sus aulas, y no leen ni escriben correctamente. Para la especialista, aquí hay un problema de ineficacia que no pasa por la antigüedad sino por lo inadecuado de las metodologías de enseñanza y la falta de seguimiento de los aprendizajes de los chicos.
En el caso de la secundaria, Tiramonti dice que tenemos un modelo pedagógico con un sistema de promoción y referencias culturales propias del fin del siglo XIX, principios del XX, ya que seguimos teniendo una escuela enciclopedista que considera que se aprende dividiendo la realidad en parcelas disciplinarias, aunque el internet nos evidencia que la realidad “viene tejida junta” (Martín Barbero). Los chicos aprenden con un manual o a través de la transmisión de los docentes. Hay una propuesta uniforme para todos y como en la piñata el que aprende, aprende y el que no, adopta una estrategia de simulación que le permite invisibilizarse.
En los últimos tiempos, sostiene Tiramonti, las jurisdicciones más avanzadas han incorporado algo de programación y robótica. También hay algunas experiencias provinciales que incluyen talleres, espacios de trabajo por proyectos y un enfoque interdisciplinario. El resto del sistema sigue igual a sí mismo desde hace más de un siglo. Por supuesto el trato con los alumnos es más abierto, hay videos y algún trabajo con plataformas cuando la conexión lo permite. Durante la pandemia se usó la tecnología como reemplazo del trabajo presencial, pero no se modificó la propuesta pedagógica.
Tendríamos que haber aprovechado la oportunidad para preparar un cambio y recibir a los alumnos con una escuela renovada, sostiene, y se lamenta porque no se hizo, y los aprendizajes de los chicos siguen siendo muy heterogéneos y el modelo escolar está montado sobre el supuesto de un alumnado homogéneo. No permite diferentes ritmos de aprendizajes y para hacerlo, se necesita armar un cambio que exige ingenio y mucho trabajo.
Por último, la especialista sostiene que por esta razón, muchas de las jurisdicciones han decidido dejar pasar a los chicos, sea cual sea su situación, y ver cómo reman el año. La opinión pública pide repitencia, los funcionarios construyen justificaciones, y los alumnos se quedan sin aprender en un mundo cada vez más individualista donde solo tenés tus propios recursos para defenderte, los cuales solo se pueden adquirir en la escuela. De este modo, Tiramonti concluye: “Si apenas leés, escribís mal, no contás con razonamiento matemático y lógico, y no sabés nada de programación, tus oportunidades son casi nulas”.
Gualeguay21