Gualeguay: Enfermedad equina avanza y preocupa

En los últimos días de la semana se supo de más caballos de la zona comprometidos por un brote de encefalomielitis que los afecta e, incluso, los mata, a la vez que podría comprometer a los humanos. Los casos tuvieron lugar tanto en establecimientos rurales formales como en lotes informales. Productores, veterinarios y referentes de la acticidad brindaron a Gualeguay21 una idea del escenario actual y futuro.
De acuerdo a la información recabada del sector formal, tanto de la producción como de haras y cabañas, desde hace unas semanas, la caballada está siendo vigilada bien de cerca por sus propietarios y sus profesionales, actuando con celeridad y recursos ante cada caso con síntomas de la enfermedad. Tal es así que, a diario, crecen los casos de animales con síntomas que son atendidos y contenidos, gracias a lo cual la mortandad es mínima.
Lamentablemente, una falta de claridad en la comunicación de SENASA, sumada a su tendencia permanente de burocrátizar las gestiones, provoca que muchos productores duden a la hora de denunciar y, así, se distorsione la realidad, tanto para la propia autoridad sanitaria como para las autoridades epidemiológicas locales.
En otras palabras, por temor a que se les impida vender sus vacunos, evitan blanquear cualquier caso de esta enfermedad, y, de ese modo, no se conoce la realidad del avance de la misma, ni se dispara la vigilancia sobre la salud de la población humana en el lugar del hecho.
Por otro lado, en la informalidad, la situación es mucho más grave, ya que existen muchos caballos y tropillas en manos de particulares, sin los recursos necesarios del caso, en particular en barrios y chacras de la ciudad. Estos animales no están tan atendidos como los formalizados, razón por la cual no pueden ser cuidados y protegidos como corresponde, y la mortandad es sensiblemente mayor, muchas veces sin enterarse las autoridades sanitarias, mucho menos las epidemiológicas.
Un caso testigo
El pasado viernes, en un lote a metros de Av. Illia, al noreste de la ciudad, amaneció muerto un potrillo de unos 20 días. Estaba encerrado allí junto a su madre y otros caballos, sin alimento, sin agua, y sufriendo las altas temperaturas de esos días. Ese mismo día, los vecinos dieron aviso a Abigeato y a Municipalidad, pero nadie hizo nada.
Recién el sábado al mediodía, las autoridades reaccionaron y se hicieron presentes en el lugar, donde el veterinario de Abigeato determinó que fue muerte por una encefalomielitis. Conocido esto, se llevó el potrillo a enterrar al basural, sin tomar muestra alguna, y se dio intervención a la fiscal de turno, la Dra. Ana Paula Ellal, por un posible caso de maltrato animal.
Según algunos testimonios, también crecen este tipo de casos todos los días, aunque con distinto desenlace. En éstos, la mortandad es casi general, ya que muy pocos, si no nadie, detecta el problema y lo reconoce, y, si lo hiciera alguno, difícilmente pueda resolverlo en tiempo y forma.
Ahora bien, según las características del origen y transmisión del patógeno, que surgiría en las aves y se transmitiría a caballos y humanos por el mosquito, y teniendo en cuenta el gran volumen de caballos que hay en la periferia rural y barrial de Gualeguay, el escenario proyectado sería de crecientes contagios con los peligros que eso significaría para la población gualeya.
Al mismo tiempo, en esta situación, el esfuerzo realizado por una parte del sector formal para contener la epidemia se despilfarra tanto con el descontrol del sector informal, que en nada ataca el problema, como con la desconfianza sobre el SENASA. En otras palabras, los avances que se logran por un lado en la lucha contra esta enfermedad, se pierden por el otro.
Por último, vale señalar que, frente a este cuadro de situación, es menester que las autoridades locales se hagan eco de las disposiciones de la emergencia sanitaria y dispongan, de inmediato, junto a Abigeato, los controles y protocolos que garanticen una correcta protección del ganado equino y de la población.
Norman Robson para Gualeguay21