5 octubre, 2024 3:36 am
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Gualeguay: Un caso demuestra que la protección de derechos no existe

El gurí, hoy, tiene 13 años, y, desde los 10, ha enloquecido a los vecinos de cuanto barrio vivió. No es el único, pero hoy visibilizan su caso por los extremos a los que ha llegado: años que no va a ninguna escuela, es adicto, y tiene más de 50 entradas a Jefatura, la mayoría por robos y hurtos, algunas por amenaza con tumbera. Cada vez que lo aprehenden, el Copnaf lo retira y lo lleva hasta la casa de la madre, pero de allí vuelve a la calle. El caso de este gurí es bien conocido por todos los actores políticos de la ciudad que tienen la protección de derechos como principal bandera, pero está demostrado que hace más de tres años que, para todos, la protección de derechos es un cuento.

El gurí, con su madre y media docena de hermanos, supo vivir en el 80 Viviendas, donde hubo problemas por su precoz conducta delictiva. Hoy, su familia vive en el cuarto cuartel, pero él alterna esa casa y la calle. Tal vez más en la calle que en su hogar, por llamarlo de algún modo. Desde los 10 años que es conocido por la Policía local. Pero su caso también es conocido por el Copnaf, por el Anaf, por la Sepac, por el Juzgado de Familia, por los legisladores y por los concejales. Tal es así que el gurí fue expuesto como ejemplo en las reuniones organizadas por la Ministra Rosario Romero para resolver el problema de la delincuencia infantojuvenil.

Su conducta se ha ido desarrollando conforme pasaron los años y se fueron desarrollando sus adicciones. Del hurto de algo olvidado a ido escalando entrando a viviendas y amenazando con tumberas. El gurí tiene que costear sus consumos, y eso solo lo puede hacer robando o prostituyéndose. Tanto tiempo ha pasado abandonado y desprotegido que nadie sabe decir cuando fue la última vez que fue a la escuela, ni, mucho menos, a que grado iba. Ni hablar de un calendario de vacunas, o algún control de salud. Es evidente que la madre no puede cumplir su rol, mientras que uno de sus hermanos, de apenas 9, ya es conocido en la Departamental local de Policía.

Estamos hablando de un gurí que viene entrando a Jefatura, por lo menos, 2 veces por mes, y que, cada vez, como la madre se niega a retirarlo, es entregado al Copnaf, principal agencia de protección de derechos de los niños, los adolescentes y la familia en Entre Ríos. ¿Qué hace el Copnaf cada vez que lo retira? Lo deposita frente a la casa de la madre y se olvida. Desde la Comisaría de minoridad de la Jefatura local, ante la grave situación de este niño, puso el caso en conocimiento de la Municipalidad, de sus áreas Anaf, de niñez, adolescencia y familia, y Sepac, de adicciones, pero éstos confesaron no tener solución alguna para él.

De este modo, un guri de apenas 13 años vive a la deriva, vulnerable y desprotegido, sin hogar, sin escuela, dedicado por tiempo completo a la droga y al delito. No es el único, ya que, lamentablemente son muchos los gurises en esa situación de desamparo. Una realidad tan grave que hace imposible no recordar otro gurí que, ya a esa edad, actuaba como él actúa hoy, y hoy está preso por matar a otro gurí, solo por robarle el celular.

Como están dadas las cosas, este gurí, mañana, o pasado, volverá a delinquir para drogarse, y volverá a Jefatura, donde será nuevamente recogido, y devuelto a su madre, por el Copnaf, la principal agencia de protección de derechos de los niños, los adolescentes y la familia en Entre Ríos. No está lejos el día en que él mate a alguien, o alguien lo mate a él. El día que eso pase, en las agencias responsables, los acomodados políticos no tardarán en lamentarse atribuyendo el hoy evitable desenlace a algún factor ajeno a ellos. ¿O acaso alguien escuchó lamentarse públicamente de lo que le pasa a éste gurí? 

Norman Robson para Gualeguay21

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