Hundimiento del Belgrano: El recuerdo del testimonio de un querido exsoldado
El 2 de abril de 2012, en ocasión de otro aniversario de la Guerra de Malvinas, Gualeguay21 publicó una charla con Victor Rodríguez, querido gualeyo de sonrisa generosa que fuera, ex combatiente y, hasta hace poco, empleado en la Dirección Departamental de Escuelas de nuestra ciudad. Víctor estaba a bordo del ARA General Belgrano cuando fue hundido. Después de aquello, este ex combatiente asumió una nueva misión: generar consciencia contando, a los gurises de las escuelas, y en primera persona, su experiencia. El 12 de octubre de 2020, este guerrero perdió su última batalla y se unió a las barracas del cielo, desde donde hoy debe haber rendido su sentido homenaje.
Él había ingresado en 1978 a la Marina y, dos años más tarde, había pasado a formar parte de la tripulación del Crucero torpedeado el domingo 2 de mayo de 1982, a las 17 horas, por el submarino nuclear inglés Conqueror. De los 1093 tripulantes del Crucero, 323 perdieron la vida, entre los cuales estaba otro gualeyo, el Cabo Principal Basilio Correa. Aquel día así dialogamos con Víctor.
-¿Sabían que iban a Malvinas?
-En realidad, uno sabía que era algo distinto, porque si bien uno hacía ejercicios, el armamento que nos dieron, las provisiones y los preparativos no era el mismo, algo raro había. Pero todos pensábamos que se trataba de algún conflicto con Chile o algún problema con Chile por el tema de las islas sobre el Canal de Beagle. Cuando en la madrugada del 2 de abril nos anuncian que lo que se está por recuperar es Malvinas, a la incertidumbre de una guerra, a la incertidumbre de lo desconocido, se le suma la incertidumbre de saber que se está por pelear con una de las potencias del mundo.
Se recupera Malvinas y soy afectado a cercanías del Puerto Belgrano, como grupo de apoyo, y estoy en las Malvinas hasta el 28. El 28 me sacan de Malvinas y me llevan al Crucero Generál Belgrano que estaba en Ushuaia. Yo estaba desde fines del año ´80 en el Crucero Belgrano y hacía guardias de operador de radar tiro en una torre de 15 pulgadas. O sea, mi función era ver las “rosas” se llaman , los 15 cañones. Generalmente hay un grupo que pican y dos o tres que se dispersan por más o menos pólvora en la cápsula. Mi función es orientar esa “rosa” al blanco. Era operador de un radar, los artilleros eran los que cargaban y tiraban.
El cabo que hacía la guardia conmigo en el Crucero fue el único soldado que desembarca en Ushuaia, porque tenía hepatitis y queda en el puerto de Ushuaia. A mi me sacan de Malvinas, me llevan al Crucero porque no había nadie que tuviera experiencia sobre tiro real, si bien no habíamos ido nunca a un combate pero tiro real se hacía. Ahí llego a Ushuaia, me dejan en el aeropuerto y me mandan a embarcar en el Belgrano. Yo antes de embarcar en el Belgrano llamo por teléfono a Gualeguay, hablo con la radio, si le podían avisar a mi vieja que yo había estado en Malvinas, pero que se quede tranquila porque el Belgrano no iba a ir a combatir y a mi me habían embarcado en el Belgrano nuevamente. Se decía que la función del Belgrano iba a ser solamente patrullar el Canal de Beagle y nada más. A los dos días estoy conque hunden el Belgrano y con todo lo que significa.
-¿En ese momento dónde estabas vos?
-Yo estaba de guardia, casualmente, en el radar. Este radar era arriba de todo, en el puente de comando.
-¿Qué fue lo que escuchaste?
-Primero fue una fuerte explosión y un golpe que me tiró al piso, pero nosotros pensábamos que era una “santa bárbara” (depósito donde se guarda munición) o algo así que había explotado. Pasaron unos segundos, en ese momento no podés saber si son 10, 20, sentí una segunda explosión, el Crucero se quedó quieto, se estancó, porque la segunda explosión recostó como 15 metros el Belgrano, le pegó en un tanque de agua dulce, era uno de los pocos compartimentos que había de babor a estribor en un sólo cuerpo. El otro era todo estanco, hecho en porciones muy chiquitas. Entonces lo cortó, el Crucero de hecho quedó con una avería enorme, empezó a entrar agua y el Crucero quedó quieto.
Empezó a escorarse el Belgrano, a inclinarse para un lado y para el otro. A nosotros nos pusieron de guardia porque habían puesto al costado, habían armado unas ametralladoras MAG, esas ametralladoras a cinta, antiaéreas, porque se creía que podía venir la aviación y tirarle a las balsas. Ya después nos dieron la orden de abandonar porque ya no se podía hacer nada, el buque estaba muy escorado, era difícil caminar y tuvimos que saltar al agua. Y así embarcamos una balsa.
Una vez subido en la balsa , yo no salí en la mía, salí en cualquiera porque la mía no la podía ubicar. Pasé 72 horas arriba de la balsa, con muchas peripecias y mucho frío, agua, gente herida. La balsa es algo hermético, una especie de carpa redonda, pero es tan hermético que llega un momento, veintipico de personas respirando ahí adentro te quedás sin oxígeno. O sea, había que abrirlas. Se abrían y esto significaba otra vez frío, otra vez agua, agua salada que caía sobre el cuerpo de los heridos y era muy complicado, pero no había otra.
-Después que los rescatan, ¿Dónde los llevan?
-A mi me rescata el aviso Gurruchaga (remolcador de mar); es una aviso con bandera argentina, nos alzan y nos llevan al puerto de Ushuaia, de Ushuaia nos traen a Puerto Belgrano y de Puerto Belgrano nos dan 30 días de vacaciones, porque como nosotros vivíamos arriba del Crucero ya no teníamos dónde ir. Así que vuelvo a Gualeguay, con 30 días de vacaciones, estuve una semana, mucha gente que me visitaba, y yo que ya había estado en Malvinas más o menos sabía que lo que te mostraba la televisión no era tan así.
-¿Cómo notabas vos lo que se vivía en Gualeguay?
-Se vivía, gracias a Dios, como un mundial de fútbol, o algo por el estilo. Digo “gracias a Dios” porque es una forma de reconocer que somos un país de paz, no de guerra. Gracias a Dios la gente no tiene idea de lo que se trata una guerra. Por eso se hace muy difícil de explicar. El olor a sangre mezclada con el barro; la impotencia de un amigo muerto, es difícil de mostrar, y después cargar en una mochila todo esto que nos pasa.
-¿Qué diferencias hay entre la guerra que viviste y la idea que tenías de la guerra antes de ir?
-Uno llevaba la idea de las guerras de lo que se veía en televisión. Era la realidad, el norteamericano solo que mataba a cincuenta, cien… eso es lo que nosotros teníamos de la guerra… y la realidad es completamente distinta, a tal punto que en la guerra lo más fácil es morir, es muy sencillo; vos te parás y alguien te va a matar, es así la guerra. Es irónica, es loca la guerra, es algo que no debería existir. En una guerra nadie gana, hay un bando que puede perder menos que otro pero ganar no va a ganar jamás nadie.
-¿Había mucha bronca con los ingleses o lo tomaban más como una situación…?
-Somos un país que no vive de la guerra. Entonces para nosotros la guerra era otra cosa: era matar, destruir, era echarlos. Yo durante muchísimo tiempo tuve mucho rencor a los ingleses, mucha rabia por todo lo que me habían quitado, son muchos amigos los que perdí. Me encuentro en una reunión con un veterano de Malvinas que una bomba lo hizo volar por el aire, estaba con cinco amigos más.
-Cuando cayó al piso, una esquirla le había roto el estómago y los amigos lo dieron por muerto. Se replegaron y cuando llegaron a Puerto Argentino, al tiempo, a las horas, llegó una avanzada inglesa con el amigo, que lo habían alzado, habían caminado con el cuerpo de este muchacho como diez kilómetros, llegaron a Puerto Argentino, lo curaron y mi amigo vive. Entonces eso demuestra que ellos son profesionales, digamos que para ellos un soldado herido deja de ser una amenaza…
-Ellos lo tomaban como un trabajo prácticamente…
-Es que si vos agarrás los relatos de la guerra y te fijás, los principales combates fueron los días viernes, sábados o domingo. ¿Porqué? Porque los tipos cobraban doble, cobraban extra por trabajar fin de semana; contra ese profesionalismo se combatió. Ellos no podían creer que un soldado argentino ganara un sueldo de diez atados de cigarrillos. Era imposible. Ellos quieren su patria, quieren su bandera, quieren todo, pero “si vos cargás la agenda pagame; es simple: yo vivo de esto”. Nosotros no somos así, esa fue la diferencia principal que uno ve entre un bando y el otro, aparte de la tecnología, por supuesto.
-Y a lo último, durante la rendición…
-Es triste. Es jodido desarmar un arma y entregársela al enemigo, porque se junta la esperanza de volver a tu casa; la ansiedad de venirte, de cortar con todo eso con lo cual no estabas preparado ni quisiste hacerlo y el orgullo dolido de haber sido derrotado en la guerra. Yo me auto convenzo de que nos gana la tecnología inglesa, no el soldado inglés, el soldado inglés no era superior a nosotros. Pero lo más triste, que al veterano de Malvinas que le preguntes te lo va a decir, es ver arriar el pabellón nacional e izar nuevamente el pabellón inglés y hacernos formar a todos nosotros para que miráramos. Es duro porque perdiste amigos. Hay un montón de compañeros que ni siquiera tienen una tumba hoy por hoy, que no se saben dónde están; como estaban dando los otros días en canal 11 los “desaparecidos de Malvinas” y eran una realidad.
-¿Volverías hoy a Malvinas?
-Y… son sentimientos encontrados. Primero que me costaría mucho, o me cuesta mucho, presentar un pasaporte para volver a las Malvinas, sería como reconocer que sería un territorio inglés y yo a mis amigos los tengo enterrados en Argentina no en Inglaterra. Para mí sigue siendo Argentina, y más ahora que está bañada por litros y litros de sangre…sobre todo de chiquilines viste. Y por ahí uno habla, escucha otros comentarios y te ponés a razonar, a dar cuenta de que no están tan equivocados.; hay gente que opina de que si bien está bien encaminado el tema de la recuperación de Malvinas, no va a tardar un año, no va a ser 6 meses, un año, no sabemos qué tiempo puede llegar a pasar y yo no sé cuánto tampoco tampoco voy a estar en condiciones de volver a Malvinas.
Son sentimientos encontrados: qué prefiero, rendirle un honor a mis amigos, rendirles un homenaje en Malvinas a mis amigos, pero a su vez reconocer que están enterrados en suelo inglés. Es medio complicado, son cosas muy encontradas que, no sé, hoy por hoy me inclino a no ir.
Gualeguay21