Innovación digital como recurso para transformar la ruralidad
En una finca colombiana, un agricultor de café se comunica con el programa de la ong Asómbrate a través de WhatsApp, una plataforma que le permite recibir formación sobre mercados de carbono y agricultura climáticamente inteligente. Se trata de una innovación educativa promovida por esa ong que, desde su implementación, más de 10.000 pequeños productores de ese país, Perú y Nicaragua accedieron a esta modalidad de educación virtual, adaptándose a los retos de conectividad y habilidades digitales en zonas rurales. Sin dudas, la conectividad es accesibilidad, es inclusión, pero falta infraestructura.
Los desafíos en la entrega de conocimientos técnicos en contextos rurales son numerosos y variados. Tradicionalmente, la modalidad presencial ha sido la preferida porque garantiza una identificación clara de las necesidades de los productores, el desarrollo de empatía y la motivación. Sin embargo, las tecnologías digitales ofrecen nuevas oportunidades para ampliar la cobertura y enriquecer el contenido técnico mediante recursos e interacciones digitales, conectando a más personas con oportunidades de formación y acceso a todo tipo de recursos.
A pesar de estas oportunidades, implementar soluciones educativas digitales en el sector rural aún enfrenta obstáculos significativos. La falta de conectividad a internet en zonas rurales, el acceso limitado a dispositivos digitales, y las habilidades digitales de los pobladores son barreras importantes. Además, el uso del correo electrónico y la adaptación a entornos digitales son desafíos adicionales. Para superar estos obstáculos, las soluciones deben ser innovadoras, simples y adaptarse a herramientas familiares y de fácil uso.
El ejemplo de Solidaridad
Solidaridad es una organización internacional sin fines de lucro con más de 50 años de experiencia en desarrollo de cadenas de valor inclusivas y sostenibles, con presencia en los cinco continentes.
Desde 2023, Solidaridad ha utilizado un chatbot educativo, asociado inicialmente a la Academia de Carbono, con el cual facilita el acceso a conocimientos técnicos a través de WhatsApp, permitiendo consultar a instructores y seguir sus orientaciones en cualquier dispositivo digital. Esta herramienta ha renovado las formas de aprender para muchos pobladores, transformando la educación en el campo, monte o selva en una experiencia de integración familiar, social y comunitaria.
Por ejemplo, Elías Avilés, productor de cacao, comenta que su hijo les ayuda a estudiar por WhatsApp, leyendo y respondiendo juntos. Esto les ha permitido aprender a cuidar sus árboles y aplicar prácticas sostenibles en sus cultivos. Según Mauricio García Duque, gerente de Soluciones Educativas de Solidaridad en Colombia, WhatsApp ha demostrado ser un acelerador y multiplicador para entregar contenido técnico, alcanzando a más productores que las plataformas web tradicionales.
Actualmente, el chatbot educativo de la Academia de Carbono cuenta con 16 cursos implementados en seis países, beneficiando a más de 10.000 agricultores. La meta para los próximos tres años es llegar a más de 100.000 pequeños productores de café y cacao. En el segundo semestre de 2024, Solidaridad comenzará a implementar este chatbot en proyectos de palma de aceite y ganadería, continuando así su promoción de la sostenibilidad agrícola a través de la educación y la innovación.
Conclusión
Traspolar todo esto a la realidad argentina no es difícil, no solo por los escenarios similares de Chaco, Formosa, Corrientes, Salta, sino, incluso, los del norte de Santa Fe y Córdoba, los del norte argentino, y, porqué no, los entrerrianos. Imaginar plataformas de este tipo para los distritos Séptimo y Octavo, o para el Cuarto y el Quinto, donde hay parajes excluidos de todo progreso, no es desacertado. Claro está que para ello es indispensable el acompañamiento del Estado, sin el cual cualquier proyecto es inviable.
Norman Robson para Gualeguay21