Inprocil: De vacaciones y sus trabajadores sin cobrar

Los salarios son quincenales y, en diciembre, antes de las fiestas, deberían estar pagos la primer quincena, el aguinaldo, y, si fuera el caso, las vacaciones. Mucho o poco, es lo que cuentan las familias para pasar las fiestas. Pero la gente de Inprocil cerró la administración y los trabajadores se encontraron ayer lunes con que habían cobrado menos de lo que debían cobrar, y nadie les atendía el timbre o el teléfono.
Hoy por la mañana, los trabajadores de Inprocil se fueron amontonando frente a la planta. Llegaron con la esperanza de encontrar a alguien que les resuelva el problema. Pero no encontraron a nadie, y los teléfonos que tienen no son atendidos. Frente a esa situación, gremialistas de Paraná vinieron a ver cómo podían colaborar.
Al hablar con ellos, todos coincidieron en que nada de esto era nuevo, y recordaron que siempre hubo “errores” en las liquidaciones. “Son cosas que antes no pasaban”, dice uno. “Ya cansan”, se lamentó otro. “Siempre te cagan las fiestas”, dijo, enojado, uno desde el fondo.
La empresa Inprocil ya tiene antecedentes de faltas, abusos y atropellos contra sus casi 40 trabajadores. En la Justicia Laboral se amontonan los expedientes al respecto, especialmente desde que Pablo Tajan, el nuevo gerente, está al frente de las operaciones.
Esta vez, la firma dispuso cerrar por vacaciones desde el lunes 16 de diciembre hasta enero. El martes pasado deberían haber cobrado las vacaciones. El viernes último deberían haber cobrado el medio aguinaldo. Hoy deberían haber cobrado la quincena. Pero, de todo eso, unos cobraron algo y lo otro no, todos liquidados de forma diferente, y todos lejos de cobrar lo debido.
Como si eso fuera poco, en ésta liquidación también tenía que venir la liquidación de un feriado trabajado que no abonaron la quincena anterior. Otro “error”, dijeron.
Por último, estirada la charla a la sombra de un árbol, los trabajadores confesaron la realidad laboral que viven en la planta: temperaturas extremas, ropa de trabajo que entregan meses tarde, accidentes que no denuncian al seguro, agua para hidratarse que está tibia, acoso y desprecio constante. “El gerente recorre la planta y nos filma”, recuerda uno. “Te amenazan, te dicen que no vas a conseguir trabajo en ningún lado si te echan”, recuerda otro.
Por la tarde y la tardecita, en respuesta a las gestiones del gremio ante el abogado de la firma, la empresa había depositado dinero en las cuentas de algunos trabajadores más, pero aún faltaba por regularizar.
Esa es la realidad que hoy atraviesan los que trabajan en Inprocil, una empresa que abusa de sus trabajadores y les mal paga, con la complicidad de la ausencia de justicia. Una verdadera vergüenza.
Norman Robson para Gualeguay21