La anarquía que dejó el Periurbano
La Av. Illia, y su continuación, destruidas para construir el famoso canal periurbano, y vueltas a construir, parte con bicisenda, parte como boulevard y parte aún como zona de desastre, es hoy, por un lado, una invitación a la muerte, y por el otro, un certificado de necedad.
Pero este tramo no solo asusta por su estado de alta peligrosidad, sino por su estado de abandono, ya que las actividades están paradas desde hace un tiempo y nadie parece hacer nada al respecto.
Esperando el muerto
En su primer tramo, hacia el norte del CIC, donde la cinta asfáltica es amplia y cómoda, la ausencia total de señalizaciones y la preocupante escasez de luminarias, junto con la carencia de cualquier tipo de control, invita a exceder la velocidad y hace que esta sea una pista de carrera esperando su primera víctima.
Del mismo modo, aunque con una cinta asfáltica, o lo que queda de ella, en un estado calamitoso como si hubiese sido bombardeada, la calle hacia el sur del CIC, en las inmediaciones de la ese del San Roque, asusta por su peligroso estado.
Todo el cuadro de esta arteria indicaría que se está a la espera de una víctima en cualquier momento.
Conjunción de abortos
Más allá del estado peligroso y deplorable, la obra del periurbano pasó por una serie de idas y vueltas, marchas y contramarchas, que terminaron impactando negativamente en la obra final.
Parece ser que las indecisiones y los caprichos abortaron una y otra vez el desarrollo del proyecto, el cual, en primera instancia, era boulevard en toda su extensión, luego se cambió por una arteria con bicisenda, y luego se volvió a la idea de boulevard, siempre en diferentes instancias de la construcción, lo que dejó un medio boulevard, híbrido, y una bicisenda que va de la nada a la nada.
En definitiva, hoy, el tramo de la la Av. Illia desde la ruta 11 hasta el CIC, lo que podría haber sido un hermoso paseo para los gualeyos, cuenta con unos mil metros de boulevard y unos dos mil con bicisenda, pero nada de paseo.
Tierra de nadie o zona liberada
A lo largo de toda la nueva arteria, llegando hasta el ombú, las faltas, las carencias y los olvidos dan cuenta de sectores que son tierra de nadie o zonas liberadas.
Tierra de nadie porque casi no hay veredas, ya que muchas fueron comidas por los frentistas, y lo que queda está en total abandono, absolutamente intransitable…, porque circulan a la velocidad que quieren o estacionan por donde quieren
Zona liberada porque no hay controles de ningún tipo, ni policiales ni municipales, ni de velocidades, ni de tránsito pesado, ni señales que indiquen tal o cual cosa, absolutamente nada…
Tierra de nadie porque la concesionaria ya finalizó su obra y el municipio no se hace cargo de lo que falta…ni del asfalto, ni de las luces,…
En definitiva, la peligrosidad y la irresponsabilidad conforman el sello del estado de esta obra que sobrevive en una anarquía total poniendo en riesgo la integridad de sus vecinos.
Norman Robson para Gualeguay21
En la galería se pueden apreciar imágenes de esta situación.