La política y la degradación ambiental
En plena campaña electoral, atravesamos el invierno más cálido de la historia, y, la Huella Ecológica advierte que Argentina ya agotó los recursos naturales que puede producir durante el año, por lo que durante los próximos seis meses consumiremos a crédito los recursos futuros, generando una nueva “deuda ambiental”. A pesar de eso, y de la evidente degradación del clima, el ambiente sigue ausente en la agenda de los políticos que buscan acomodarse.
La Huella Ecológica, desde 1970, mide los recursos naturales que tenemos y cómo los utilizamos, mientras que el Día del Exceso de la Tierra es el día del año en que se terminan de consumir los
recursos naturales que se producen en todo el año. En otras palabras, hay un momento del año en que el consumo de recursos supera la capacidad de regenerarlos. Este año, en la Argentina, ese día fue el pasado 24 de junio, días antes de llegar a la mitad del año.
Pero esa no es la única advertencia sobre nuestra conducta política, la cual no solo liquida los recursos, sino que no hace nada por el calentamiento global. Tal es así que el pasado lunes 3 de julio fue el día más caluroso del planeta jamás registrado. Ese día, la temperatura media mundial fue de 17,01°C, superando el anterior récord de 16,92°C de agosto del año 2016, el más caluroso desde que existen mediciones.
Claro está que, después de tres años de La Niña, con sequías sin precedentes, los meteorólogos advierten que enfrentamos cinco años de El Niño, donde los excesos hídricos se traducirán en lluvias e inundaciones, y los políticos siguen indiferentes al clima.
Todos estos datos hablan a las claras de la degradación ambiental, tanto en la explotación de recursos como en el calentamiento global, a la vez que la actitud de los políticos habla a las claras de su necia indiferencia por el grado crítico que alcanzó el planeta.
Pero la desidia ambiental de la Argentina va más allá. En 2016, por primera vez en su historia, nuestro país firmó un compromiso ambiental global, aunque poco o nada fue cumplido. Fue el Acuerdo de París, por el cual 195 naciones del mundo se comprometieron a tomar una serie de medidas drásticas respecto del cambio climático, en particular reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero.
Así estamos. A diferencia de los paises del primer mundo, desde el 2016 en nada avanzamos en la reducción del consumo de combustibles fósiles, ni en la previsión de los excesos, ni en ningún otro sentido, y el tema ambiental apenas está, si lo está, al final de la agenda proselitista. Sin dudas, la deuda ambiental argentina, este invierno por demás caluroso, el acuerdo de París, o La Niña y El Niño juntos, en nada pueden sorprendernos.
La emergencia ambiental es un hecho en el mundo, y la necesidad de políticas públicas que la resuelva o, aunque sea, la contenga, es urgente, pero si los pueblos no son conscientes de ésto, el pronóstico del planeta es reservado.
Norman Robson para Gualeguay21