Lo que dejó el Ministro Roncaglia a su paso por Gualeguay
A lo largo de la historia inmediata, muchos han sido los ministros que han bajado a Gualeguay por distintas cuestiones en distintos contextos, pero no recuerdo ninguno que haya venido a poner la cara y hacerse cargo de un problema propio. En la política argentina eso no se hace. Ahora bien, ésta vez, luego del sonado escándalo provincial de los dos policías robando con un patrullero, el Ministro de Seguridad y Justicia provincial vino a Gualeguay a enfrentar la realidad y dar explicaciones. Nadie por acá está acostumbrado a eso. El cambio es indiscutible, pero nada se resuelve solo con palabras y el desafío es mucho más complejo.
El Ministro de Seguridad y Justicia de Entre Ríos, Dr. Néstor Roncaglia, acompañado por el Jefe de la Policía de Entre Ríos, Comisario Claudio González, visitó ayer viernes la ciudad de Gualeguay, epicentro del escándalo de los Poliladrones. Aparte de anunciar el reemplazo de los responsables de la Jefatura por el Comisario Mayor Jorge Gajardo y la Comisario Inspector, Bruna Gabriela, y los de la Comisaría Primera por la Sub Comisario Nadia Ibarra y el Sub Jefe Of. Ppal. Gerardo Hermoso, el Ministro se explayó sobre los hechos ocurridos, sobre sus consecuencias, y sobre cómo se procederá en el futuro.
La cita fue en el salón de la Sociedad Rural Gualeguay del Primer Distrito, donde éstas autoridades recibieron a la prensa local acompañados por miembros de sus equipos y los futuros jefes. En ese marco, el responsable de la cartera de Seguridad y Justicia señaló que su visita a la ciudad era una respuesta a los hechos de público conocimiento y su repercusión en la sociedad gualeya, a la vez que también reconoció la crisis causada por el nefasto accionar de los sujetos otrora policías. Desde un principio algo ya era distinto.
Cabe recordar que, apenas estallado el escándalo, desde esa cartera se salió, por arriba de la Jefatura local, con un comunicado dando explicaciones y pidiendo disculpas. Acto seguido, sin dudas obligados a ello, los jefes locales se mostraron compungidos por lo ocurrido. Ayer, una semana después, las máximas autoridades bajaron al territorio con soluciones concretas, reconociendo la crisis desatada y explicando el escenario presente y futuro.
En ese marco, la estrategia de Roncaglia fue clara: Presencia, un discurso franco y mujeres. La presencia femenina tanto frente a las cámaras como en las dos cúpulas reemplazadas se notó y tuvo su impacto. De igual modo, palabras como tranquilidad, confianza y empatía social, junto con verticalismo e inflexibilidad, y la promesa de hacer lo que todos creen que hay que hacer fueron oportunas y conmovieron la plaza gualeya.
Ahora bien, más allá de las emociones y sensibilidades, y volviendo a la realidad, el discurso de Roncaglia preocupa en algunos aspectos que sonaron un poco “livianos”. El problema es mucho más grande de lo que él reconoció. A partir de que prometió “seguir haciendo las cosas bien” y de que el problema se resume a “solo dos policías trabajaban mal”, el Ministro dejó sus dudas. Circunscribir el problema a los dos policías descubiertos robando sería necio, y si todo se hubiese estado haciendo bien, no pasarían estas cosas.
“Gualeguay tiene una muy buena Policia”, dijo, pero si así fuera, él no debería haber venido. Gualeguay tiene muchos y muy buenos policías, excelentes, pero también tiene algunos de los otros, solo necesita una gestión que transforme eso en una muy buena Policía.
Este desafío va mucho más allá de “recomponer la confianza”, y exige, por lo menos en Gualeguay, mucho más que intenciones. Demanda la voluntad política, pero también un reconocimiento cabal de la situación en toda su dimensión, y ejecutores a la altura de esa realidad. Los reemplazos elegidos son cuadros de excelencia de la fuerza, con muy buenas referencias, tanto en idoneidad como en seriedad y responsabilidad, pero su poca experiencia de calle ante la complejidad local por lo menos inquieta.
Por otro lado, la seguridad como bien público no solo depende de la Policía, sino, en gran medida, de la Justicia, son socias, y ésta última, en Gualeguay, ha demostrado, sino corrupción, extraordinarios beneficios en favor de los delincuentes. El proceder de la fiscalía de Gamal Taleb y la cámara de Dardo Tortul no sólo dejan mucho que desear, sino que atentan contra cualquier pretensión de seguridad o un mínimo estado de derecho.
Por último, sí son bienvenidas, y alentaron las expectativas gualeyas, junto a las promesas de ser inflexibles, de investigar hacia atrás y de hacer mayor prevención, el compromiso de tratar de concretar la tercera comisaría y de destinar a la calle a toda la camada de 700 policías próximos a graduarse.
En síntesis, Roncaglia pasó, puso la cara, puso las cartas sobre la mesa, y demostró que está y que quiere, lo cual ya es extraordinario, ahora Gualeguay tiene que hacer lo suyo: blindar la nueva gestión policial, velar por que pueda hacer lo que hay que hacer, e insistirle al Ministro que haga lo mismo y siga avanzando en todo lo que falta, porque ésto recién empieza.
Norman Robson para Gualeguay21