Los verdaderos artífices de este carnaval de emergencia
El Carnaval nuestro de cada año se ha acostumbrado a distraernos con el precio de la entrada, de la espuma, de las bebidas, y contraponer todo eso con las comparsas, y lo que ha hecho cada una. De ese modo, nos ha hecho olvidar de quienes realmente son los que hacen, sábado a sábado, la fiesta: los integrantes. El sábado comenzó este carnaval de emergencia, con lo que quedaba, incompleto como toda primera noche, y sin plumas por miedo a la lluvia. Pero ellos, incondicionales como siempre, salvaron la fiesta.
Son esos gurises y no tanto que por pasión enfrentan los costos de salir al circuito y construir esa fantasía para las miles de personas que colman el Corsódromo. Estamos hablando de cientos de jóvenes y algunos no tanto que de su bolsillo bancan su venida y vuelta a Buenos Aires o Rosario, su maquillaje, su peinado, sus zapatos, etcétera, indiferentes a la crisis que sacude al país y a ellos mismos.
Son esas muchachas que dedican cien por ciento de su tiempo a la factura de su traje, ya que de la comparsa le dan el diseño y el material, después arreglate. En el colectivo que las trae, en la cocina de su casa, o en el propio espacio de la comparsa, invierten horas y horas para la fiesta.
Esas personas son como cualquiera de nosotros, con los problemas que tenemos todos, pero que, indiferentes a eso, los vemos en la pista poseídos por el espíritu de Momo bailando, saltando y sonriendo, contagiándonos su alegría.
Esos grosos, genios, capos, no hacen eso gratis, sino que gastan de la suya para estar ahí, dándole rienda suelta a su pasión por el carnaval. Ellos son felices al vernos bailar, saltar, festejar y brindar a su paso. Ellos tocan el cielo cuando ven explotar el Corsódromo en espuma. A ellos no les importa lo que les cuesta, ellos salen siempre a hacer el carnaval, mientras los directivos de sus comparsas y los funcionarios se vanaglorian de que son ellos. Ilusos engreídos.
Que quede claro, los que bancan este carnaval de emergencia son los integrantes, no las comparsas, ni sus directivos, ni, mucho menos, los ocasionales funcionarios del Estado municipal. Ninguno de ellos pone de su bolsillo para que la fiesta sea lo que llega a ser. Los que bancan este carnaval son los integrantes, quienes pusieron de su bolsillo, y vuelven a poner cada sábado, para salir lo mejor que pueden a construir esta fiesta nuestra que tanto amamos.
Ellos hacen eso, y, tal vez, por ello no merezcan un monumento, pero, por lo menos, podrían darles un chori y una gaseosa, podrían no ser tan caraduras de cobrarles hasta el estacionamiento, y podrían dejarlos ver el carnaval desde cualquier lugar, no confinarlos a la última tribuna. En síntesis, podrían tratarlos como los verdaderos hacedores de nuestro carnaval.
Norman Robson para Gualeguay21