22 abril, 2025 4:27 pm
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Menor imputado por intento de homicidio


La  Policía de Entre Ríos a través de la Jefatura Departamental Gualeguay informa a la comunidad el problema vinculado a la conducta antisocial de un menor de edad que desde hace ya un largo tiempo viene dando serias señales de alerta, demostrando que de no ser contenido socialmente, originaría  la comisión de hechos muchos más graves de los que ya ha cometido, ya sea contra la propiedad o hacia las personas, o tal vez situación a la que ya llegó, ya que de los hechos investigados hay serios indicios de que sería el autor del disparo que dejo a otro masculino, mayor de edad, en estos momentos en la sala de cuidados intensivos debatiéndose entre la vida y la muerte.

Todo habría comenzado alrededor de las 22:30 horas cuando en la sala de comunicaciones del comando radioeléctrico, se recibe un llamado alertando que en calle Jujuy, al costado del complejo “Don Tito”, había un desorden entre “dos grupos de personas”, solicitando la presencia policial ya que los agresores portaban palos y arma blancas, y hasta  se escuchaban  detonaciones de arma de fuego, de inmediato se dirigen al lugar varios móviles, dada la supuesta gravedad de la situación.
A medida que los uniformados se hacían presentes, la masa de gente se iba corriendo, y quienes habían participado de la reyerta, se retiraban hacia la zona del Barrio San Roque, pero fieles a su naturaleza conventillera, a medida que la policía los cercaba se volvían a enfrentar.
Estaban en esta situación, cuando en inmediaciones de la Avenida Illia y la esquina de calle Cabo Correa,  del Barrio San Roque, se ve aparecer caminando y en forma tambaleante a un masculino, que con una de sus manos se agarraba el estómago hasta que se desplomo en el suelo, ante esta situación se da inmediato aviso al Hospital San Antonio, que comisiona la ambulancia del mismo para el traslado y pronta atención de este masculino, que presentaba una herida sangrante en la zona abdominal.
Ya con Darío (40), recibiendo la atención de manos idóneas, que luego de los estudios pertinentes, decidieron someterlo a una cirugía de urgencia, ya que presentaba una herida de arma de fuego, con perforación intestinal y en uno de sus riñones.
Mientras este luchaba por su vida, el personal de la División Investigaciones se hacía cargo de la pesquisa para tratar de dilucidar los pormenores del hecho de sangre.
Según las averiguaciones practicadas en el lugar de los hechos, en circunstancias de haberse encontrado reunidos un grupo de jóvenes, entre los que estaban la víctima y uno de sus hijos que también resulto lesionado aunque de menor gravedad, -un impacto de bala en la rodilla- se acercan otros masculinos, en moto portando fierros y cadenas, entre ellos este violento menor que suma uno más a sus hechos de sangre, y seguramente sin un motivo real que no sea otro que su pendenciero modo de vida, sumado a que una de las victimas anteriores de este violento era otro de los hijastros  de Darío, así comenzaron a provocarse unos a otros, lo que terminó con varios de ellos lesionados, aunque solo con distintos golpes en su cuerpo, pero las heridas más graves, fueron las sufridas por  Darío y su hijo de 16 años.  
Con el Agente Fiscal en el lugar de los hechos y el personal policial en pleno, sufriendo hasta ese momento el ataque a pedradas de los inadaptados de siempre, y dada la urgencia del caso sumado a la peligrosidad del sospechado, se inicia la búsqueda del mismo por el barrio, a pesar que la exaltación de las personas allí presentes era tal que dificultaban el proceder del personal; tal fue la agresión sufrida que varios funcionarios policiales resultaron con lesiones a raíz de los impactos con distintos elementos contundentes sufrida en sus cuerpos, pero no obstante, logrando alcanzar a uno de los agresores, que resultó ser otro conocido malandrín pero de la zona Norte – Barrio Pancho Ramírez-, que con esta se le inicia otra causa que engrosa su ya abultado prontuario. 
Ya con los primeros rayos de luz asomándose, también se iban aclarando varias cuestiones, y dándole el marco de legalidad que el caso ameritaba, el menor bravucón, fue acompañado por sus progenitores hasta la Jefatura Central, donde quedo implicado en el expediente judicial, disponiéndose su correcta identificación, contemplando y resguardando en pleno las garantías constitucionales que lo amparan, la cual una vez finalizada, fue puesto a disposición del personal del Consejo del Menor y la Familia.
Es válido también comentar que anterior a estos hechos, el envalentonado adolescente en un tiempo no muy lejano, fue participe directo de otro hecho de sangre mucho más grave, por la cizaña con que lo cometió, consistente cuando uniformados encontraron un masculino herido por la  espalda, al ser apuñalado precisamente por quien originó esta crónica policial, en base a desavenencias sentimentales. Por suerte la víctima fue trasladada rápidamente y dado a su estado de gravedad fue intervenido quirúrgicamente, por haber perdido mucha sangre, con riesgo serio de vida. Si bien hoy es cierto que puede contar la historia gracias el trabajo profesional del nosocomio -había recibido cuatro puntazos arrabaleros-, también es bien real que el protagonista de este aberrante ataque, sería el mismo que iniciara una carrera precoz del crimen. 
Jefatura Departamental Gualeguay

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