Operativo a la impotencia
Tardecita, nochecita o bien entrada la noche. San Antonio a la altura de la plaza San Martin, San Antonio más al centro, Belgrano y Sarmiento o Urquiza y Rivadavia.
Operativo.
La brigada de siempre. Un lote de laburantes que miran al cielo con resignación en su sana impotencia. Ya no saben qué hacer para no ver como los birla el enemigo.
Ellos con el equipo de siempre. Conitos, pitos y talonarios. Con la política de siempre. Grises, nies, dependes y asegunes. Todos preparados y equipados para la ineficiencia. Todos listos a perder en esta tierra de nadie donde reina la indefinición y la incertidumbre.
El enemigo es esa horda de desordenados que montados en briosos ciclomotores surca el pueblo de lado a lado transgrediendo todas las leyes de existan.
Esa horda de insubordinados rebeldes, bendecidos por garantías que los hacen intocables, evaden desfachatadamente todos los controles avasallando la dignidad de esa brigada impotente.
Esa horda insolente que deambula por nuestras calles ostentando idiotez y desplegando sus peligros en pleno abuso de sus derechos.
Prriiipp. Prriiipp. Prriiipp.
Nada los detiene. Ni las veredas, ni las manos, ni la plaza. Menos el impotente agente municipal. Para ellos todo vale a la hora de imponer el caos.
Mientras tanto la sociedad observa el espectáculo desentendida de lo que realmente ocurre. A lo sumo criticará a la juventud olvidando que fue criada por ella. A lo sumo le echará la culpa al gobierno olvidando que es su reflejo.
Señoras. Señores. Todo será inútil hasta que no comprendamos y aceptemos que este problema es nuestro, de todos y todas, porque estos seudovándalos motorizados no son extraterrestres que llovieron de un planeta extraño sino que son hijos de nuestra ciudad, gurises que tienen una familia, un barrio, un ámbito que abastece, promueve y consiente su comportamiento.
Es hora de dejar las culpas y hacernos cargo.
Norman Robson para Gualeguay21