Premian película sobre personaje del Gualeguay
El cineasta Jorge Gaggero, autor de filmes como “Vida en Falcon” y
“Cama adentro”, acaba de recibir un premio en Holanda por “Montenegro”, su nuevo largometraje documental que registra los conflictos existenciales de un hombre que eligió una vida solitaria y primitiva, totalmente aislado de la civilización, en una isla del delta del río Gualeguay, en Entre Ríos.
La semana pasada, “Montenegro” obtuvo el premio principal en su categoría en el prestigioso International Documentary Film Festival Amsterdam (IDFA), una de las citas mundiales más importantes para el cine documental, con la historia de Juan De Dios Manuel Montenegro, un pescador de 71 años que vive con sus perros en una isla desierta.
“Mi idea es estrenarla en marzo de 2012. Creo que con esta película se cierra un ciclo que inicié con `Vida en Falcón` y seguí luego con `Botnia`, un capítulo de una serie documental para el canal Encuentro”, recordó Gaggero, quien en esos filmes -como en éste- se detuvo en las dificultades y los dramas humanos de “personajes extremos” que viven al margen de la sociedad.
“Mi intención era encontrar un personaje que no tuviera fronteras, que viviera en soledad en la naturaleza y, a partir de esa búsqueda, dimos con Montenegro. La idea era encontrar a una especie de Robinson Crusoe o de Coronel Kurtz”, señaló el cineasta en relación al personaje que Marlon Brando encarnaba en “Apocalipsis Now”, de Francis Ford Coppola.
En su casa precaria en la isla, ubicada en un canal artificial que algunos presos y delincuentes hicieron hace muchos años para poder escapar más fácilmente desde el río Gualeguay hacia el Uruguay, Montenegro vive solo junto a sus perros Mugre, Barba y Blanco, y comparte algunos momentos de pesca y ocio con César Engle, un trabajador golondrina uruguayo.
Durante casi tres años de trabajo, en los que visitó la isla durante algunos fines de semana con un equipo mínimo compuesto por un sonidista y un camarógrafo, Gaggero documentó la vida cotidiana de este hombre crudo y adusto, que esconde sus sentimientos debajo de una coraza que le permite ocultar sus debilidades y su fragilidad frente a las desgracias y dificultades que lo envuelven.
“Por momentos, la vida en ese aislamiento tiene una dureza muy grande, es muy duro vivir en la naturaleza y en soledad. Es una elección muy fuerte y Montenegro parece elegir eso porque parece que no puede vivir de otra manera. No se sabe -afirmó- si es parte de un deseo o de una imposibilidad de vivir en la ciudad”.
El cineasta sostuvo que “se trata de un hombre muy rudo y silencioso, que vive en una constante contradicción entre la necesidad de afecto y compañía, y la coraza que mantiene para no demostrar sus sentimientos, porque demostrarlos lo pondría indefenso y lo mostraría vulnerable”.
Con una puesta en escena cruda y austera, que se apropia de la precariedad propia del espacio selvático que rodea a Montenegro, Gaggero buscaba “una película que con pocos elementos pudiera narrar esta idea de evadirse de la sociedad, de que algo traumático que le aconteció provoca un quiebre con todo, con lo afectivo y todo lo demás”.
“La película tiene una belleza que se va degradando. Uno va ingenuamente a buscar una historia y después la historia te supera. Esta, al final, se convirtió en una historia de oscuridad y retraimiento”, agregó el director, quien en ese momento estaba pasando por “una crisis” personal, debido a que otros de sus proyectos cinematográficos se habían estancado.
Gaggero señaló que “también quería contar el vínculo de Montenegro con su amigo César, un trabajador golondrina que vivía en la isla pero también tenía mucho contacto con la ciudad. No fue algo buscado, pero fue surgiendo esta relación y me pareció importante para retratarlo a partir de la relación con el otro, como espejo y antagonista”.
“Quería usar esas dos energías opuestas y complementarias, que estaban también en `Cama adentro` y `Vida en Falcon`, pero de manera diferente, porque esta es una película con muy pocos diálogos y toca un aspecto más metafísico sobre la soledad, la posibilidad de relacionarse afectivamente con el otro y el lugar que ocupa el hombre en la sociedad”, destacó Gaggero.
El cineasta dijo que “también quería indagar esa sociedad mínima que Montenegro forma con sus perros y su amigo. Me interesaba esa relación entre dos ermitaños, sus contradicciones y el hecho de querer crear su propio mundo, con sus propias leyes y códigos, donde no ser perturbado por otros seres humanos, pero también la angustia al no poder conseguirlo y que ese plan se vaya derrumbando”.
“La relación con César -añadió- es de cierta necesidad material y afectiva, aunque ellos no lo demuestren. Montenegro es como un náufrago, un tipo que se evadió de la sociedad, que vive sin patrón. Ahí hay dos filosofías de vida enfrentadas, pero una misma soledad”.
Para Gaggero, “Montenegro” es la película que tiene “mayor riesgo” de las que filmó hasta el momento, “porque se trata de un personaje difícil oscuro, mañoso y egoísta. Registra una crudeza primitiva muy fuerte que él quiere mostrar y está bueno que el espectador también se confronte con eso”.
“Son hombres de muy pocas palabras y muchos silencios, tienen un comportamiento casi animal, con una percepción diferente de las cosas. De Montenegro, por ejemplo, me atrajo su físico, el hecho de que su cuerpo tenga los signos de una vida salvaje y una parte animal por el hecho de vivir en medio de la naturaleza, una cuestión muy rudimentaria y primitiva, donde la fuerza física es primordial”, aseguró.
Paulo Pécora para Télam