15 mayo, 2025 9:57 pm
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Sabíamos que no sabíamos nada, y nada cambió

Hace muchos meses que sabíamos que la cantidad de contagiados era bastante mayor a la informada oficialmente, al igual que sabíamos que eso no era casual, o sin querer, sino que, por evidente, tenía que obedecer a alguna política de ocultamiento de datos. Ahora bien, frente a un inocultable crecimiento de casos, aquello que podría haber sido conveniente puede que haya dejado de serlo, generando la necesidad de blanquear la situación, y, después de una sugestiva conferencia de prensa, hoy, luego de más de una semana de encierro, nos informan que se triplicaron o cuadruplicaron los casos. 

Sabíamos que eran muchos más los casos positivos de covid, pues sabíamos que, a pesar de los síntomas, muchos no se estudiaban y se consideraban como positivos, pero que, al no ser informados como tales al Ministerio, no eran incluidos en las estadísticas. De igual modo, sabíamos de los muchos casos con claros síntomas de covid que no acudían al hospital y lo superaban como si fuera una gripe, sin hisoparse ni, mucho menos, aislarse. También sabíamos de casos estudiados y con resultados positivos que no eran informados al Ministerio a pedido de los contagiados.

Sabíamos, también, que las autoridades locales eran reacias a brindar información sobre la evolución de los contagios, ni siquiera a las autoridades de gobierno, y que los pocos e insuficientes números informados eran lisa y llanamente falsos. Nunca dieron información sobre cantidad de contagios por rango de edades, por barrios, por enfermedades de base, o por cultura de vida, estadísticas indispensables para cualquier toma de decisiones que aspire a ser efectiva en la contención de la propagación del virus.  

También sabíamos, en el preciso momento en que, en la sorpresiva conferencia de prensa, las autoridades sanitarias esgrimieron su alarmista discurso, acompañado de sobreactuados lamentos, que algo estaba por pasar, y, apenas 48 horas después, una explosión de casos es informada oficialmente, a pesar de los muchos días de restricciones y confinamiento. Supimos, en el preciso momento de conocer los 99 casos positivos, que nada de todo eso podía ser casual, sino que, seguramente, era más de lo mismo.

Siempre supimos que no sabíamos nada concreto sobre la propagación del virus, y hoy seguimos sin saber, a pesar de que la pandemia ya se cargó a más de medio centenar de vidas de nuestra comunidad. Vidas perdidas mientras las autoridades sanitarias, esas cuyo deber es proteger nuestra salud, se entretienen con sus prioridades políticas. Una política que se sirve de la incertidumbre para aprovechar la impotencia que ésta genera e imponer el miedo. Las vidas son solo daños colaterales en sus carreras.

Norman Robson para Gualeguay21