15 septiembre, 2024 7:23 pm
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Terranova: Sospechoso e irregular operativo municipal

La Municipalidad de Gualeguay es responsable de ordenar la convivencia en la ciudad, algo en lo que no ha tenido éxito en mucho tiempo, ni hablar en el tránsito, pero lo que sorprende es su “control” a la hora de “regular” la actividad nocturna, con penas y beneficios “según la cara del cliente”. Los fines de semana, distintos bares y afines del centro de la ciudad se disputan el mercado ofreciendo shows musicales. Así lo hacen todos, incluso cortando las calles, con total tranquilidad, salvo TerraNova, quien sufre continuas inspecciones y multas en irregulares y sospechosas circunstancias. Así ocurrió el pasado viernes por la noche.

La noche gualeya no ofrece mucho, y resulta entendible a la hora de ver algunas realidades. El menú de bares y afines ofrece, en el centro de la ciudad, no muchas alternativas: Infinito, frente a la plaza, Biergen y El Limbo en el Paseo Rocamora, Los Abuelos en San Antonio, Una Más en Belgrano, y algún otro ocasionalmente. Más lejos están El Bosque en el Parque, La Guarida de los Artistas en la Illia y Sirah en San Antonio al norte. Casi todos, todos los fines de semana, ofrecen alguna propuesta musical.

Claro está que, al estar abiertos y operando, estos locales fueron oportunamente inspeccionados y habilitados como tales por la Municipalidad, y que siguen cumpliendo con lo establecido, ya que en todo este tiempo ninguno fue cerrado y todos trabajan normalmente.

Ahora bien, en el caso del local TerraNova, de San Lorenzo y 25 de Mayo, parece que esa norma no se cumple tal como debería, ya que con sorprendente frecuencia se ve a los municipales controlando el negocio.

En medio de la noche del viernes, tres empleados, tres sueldos, acompañados por policías, dos móviles, como si fuera una cueva de ladrones, llegaron a Terra para labrarle un acta de infracción por no estar habilitado para “la realización de espectáculos (show en vivo)”, por estar “excedida” su capacidad, y por estar el volumen de la música “elevado”, al grado de no “permitir conversar”.

Pero de todo esto resultan insólitos, o por lo menos curiosos, algunos “detalles” del despliegue operativo municipal:

1. Los funcionarios llegaron al lugar con el acta preimpresa en una hoja de papel, con el nombre del local y del dueño. ¿Ya sabían lo que iban a hacer?

2. Alegan en el acta que el local no está habilitado para hacer shows. ¿Habrá que hacer un trámite aparte para habilitar cada show?

3. Alegan en el acta que estaba excedida la capacidad, cuando eso no solo no es cierto, sino que nunca se los vio recorrer el lugar verificando eso. Todos estaban sentados, y solo había algunos parroquianos parados en la barra.

4. Alegan en el acta que la música estaba fuerte, lo cual también es mentira, ya que nunca se los vio medirla, y estaba normal para un show.

5. Aseguran en el acta que no se podía conversar, cuando ellos mismos conversaron entre ellos y con el dueño normalmente mientras se llevaba a cabo el show.

6. Uno de los policías firmó el acta como testigo sin siquiera leer lo que decía la misma.

7. Estos despliegues de poder no se ven en otros locales, solo en este.

Estos 7 puntos despliegan un manto de sospechosa irregularidad sobre el procedimiento.

Vale señalar que quién suscribe esta nota, cliente frecuente de la noche gualeya, en este y otros bares, fue testigo de todo el ridículo operativo, financiado con los impuestos del pueblo.

Toda este accionar inapropiado, inoportuno e improcedente, además de irregular y sospechoso, no solo afecta injustamente a un prestador lícito de servicios, sino que también afecta a quienes formal, informal, directa o indirectamente de ello viven, a la vez que altera a los clientes que no tienen porqué ser interrumpidos o molestados cuando no hay razones valederas para ello. En el escenario socioeconómico actual, las energías de estos tres funcionarios municipales y los dos policiales deberían afectarse a problemas reales, antes que a perseguir a alguien por vaya uno a saber qué razón particular.

Al local se lo habilita o no para trabajar según cumpla o no las normas, responsabilidad propia de quienes supuestamente gobiernan, no para perseguir gente que no les gusta.


Norman Robson para Gualeguay21

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