Tres años y aún se espera justicia
Una tarde como estas, tres años atrás, el joven Aaron Del Antonia, de apenas 16 años, venía en moto, junto a otros gurises, por Bvd San Juan. Repentinamente, una cubierta se interpuso en su camino y terminó con su vida. Entonces, las versiones apuntaron contra una banda de gurises que, creyéndolo miembro de otra banda, le tiraron la cubierta a su paso. Pero el tiempo pasa y los agujeros de la Justicia gualeya patrocinan la impunidad del caso, el cual sigue activo pero sin avances desde hace mucho tiempo.
Todo comenzó el 14 de septiembre del año 2018, pasadas las 20 horas, sobre Boulevard San Juan antes de llegar Mitre, cuando Aaron, a bordo de su moto, embistió una cubierta de auto, y, junto con un amigo que lo acompañaba, terminaron despedidos. La moto terminó en el zanjón, y su compañero en el asfalto, pero él golpeó de lleno contra una columna. Con ellos venían tres motos más, gurises que se bajaron a auxiliarlo y llamaron a emergencias. Al rato, falleció en el hospital San Antonio por las graves heridas sufridas.
A partir de entonces, las versiones señalaron a un grupo de adolescentes del barrio el Molino, vinculados al menudeo de droga, como los autores del hecho. Según los dichos, éstos le habrían tirado la cubierta a propósito, para derribarlo y atacarlo, pero se confundieron, ya que no era quien ellos creían que era, un miembro de una banda enemiga. Al comprobar el error, se dieron rápidamente a la fuga.
La investigación del hecho recayó en el fiscal de turno, entonces el Dr. Eduardo Santos, quien, a pesar las declaraciones de los testigos, y lo registrado por las cámaras de video vigilancia, nunca pudo determinar las circunstancias del hecho. Tan es así que, en todo este tiempo, nadie pudo decir si existió o no el ataque. Fue por ello que la madre del joven, Verónica Cacerez, realizó, junto a familiares y amigos, tres marchas pidiendo por justicia. Pero nada parece haber servido.
Hoy, tres años y días después, nada ha cambiado. Aquel fiscal dejó la Fiscalía hace tiempo, y la causa quedó a la deriva, alternando de un cajón a otro bajo una coordinación más ausente que presente. Una vez más, la Justicia no llega, una vez más, la impunidad sobresale vencedora, y, una vez más, una familia llora mientras no puede completar su luto con justicia.
Norman Robson para Gualeguay21