15 septiembre, 2024 8:55 pm
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Turismo: El vicio político de dividir para reinar fracasó

Uno de los vicios políticos más costosos para los argentinos es la estrategia de dividir para reinar, en lugar de buscar un consenso que facilite soluciones y promueva el progreso. Lo hemos visto demasiadas veces a lo largo de nuestra historia. Lamentablemente, el gobierno entrerriano no es ajeno a esto y este recurso está naturalizado en su cultura política. El último de una larga lista de ejemplos se puede apreciar en su política turística frente a la pandemia. Pero esto no siempre sale bien.

En el día de ayer, el Ministro de Producción, Turismo y Desarrollo, Juan José Bahillo, y su Secretario de Turismo, Gastón Irazusta, recibieron a la Mesa Empresaria del Turismo de Entre Ríos, una reunión que podría ser, para la opinión pública, otra de tantas, pero quienes viven del turismo en estos tiempos tan duros ven estos encuentros con preocupación y angustia. No es para menos, ya que llevan año y medio sufriendo la indiferencia de los funcionario, quienes, en lugar de dar respuestas, prefieren la “rosca” para encubrir su desidia.

Lo que ocurre es que la METER es una entidad informal cuya creación fue impulsada por el propio Bahillo, el año pasado, en plena pandemia, agrupando a transportistas, hoteleros y gastronómicos. Su intención fue dividir el turismo provincial, ya que la actividad está representada, genuinamente, por la Cámara Entrerriana de Turismo, una entidad de segundo grado, con personería jurídica, integrada por pymes y mipymes que viven exclusivamente de esa actividad.

Claro, desde el comienzo de la pandemia, en marzo del año pasado, la CET viene exponiendo ante el gobierno y la sociedad entrerriana la grave situación que atraviesa el sector, y adelantando los costos que eso significa para la provincia. Pero el problema para Bahillo e Irazusta no solo fue eso, sino el peso de la CET en la opinión pública, tanto por su trayectoria en la actividad, como por su representación de toda la provincia, lo cual comprometía su incapacidad de dar soluciones.

Ahora bien, lo que no tuvieron en cuenta los funcionarios es que quienes trabajan en turismo, lo hagan directa o indirectamente, independientemente de quienes sean sus dirigentes, hoy sufren la misma falta de respuestas, la cual compromete seriamente su subsistencia. Dicho de otra forma, los transportistas, los hoteleros y los gastronómicos hoy están sufriendo lo mismo que los complejos, las termas, los guías, etcétera.

Poco duró el amor, y poco duró la miserable estrategia de dividir para reinar, ya que a la entidad amiga también la alcanzó, y así lo reconoció, “la desazón reinante en virtud de los escasos resultados logrados en varias gestiones presentadas a las autoridades”. El Ministro y su Secretario, en su profunda ignorancia, no sabían que todos los que invierten y trabajan sufren lo mismo: las tarifas y los impuestos que no aflojan, las restricciones de distinto tipo, la absoluta falta de certezas, y la total indiferencia del gobierno.

Por su parte, la entidad que oportunamente fue funcional al juego político, descubrió, y reconoció, que “un buen canal de comunicación”, y cualquier apoyo cosmético, no cambian la realidad del sector en esta pandemia, y que eso solo pasará con un estado presente con acciones certeras y todo el sector acompañándolo. Esto es lo que la CET viene insistiendo desde un primer momento y que tanto incomodó a la cartera gubernamental.

Lo cierto es que al binomio político a cargo del turismo entrerriano nunca le importó la actividad, ni, mucho menos, la realidad de las miles y miles de familias que viven de la misma, así como tampoco le interesó nunca aquellas que viven del comercio y los servicios no exceptuados. Prueba de ello es que se limitaron a abrir o cerrar, a habilitar o prohibir, sin nunca buscar alternativas que permitieran normalizar las actividades en un marco sanitario seguro. 

Hoy, el juego de Bahillo e Irazusta quedó al desnudo frente a todo el sector. Hoy no les queda otra que reconocer su incompetencia y, si no pueden darle respuestas concretas y adecuadas al empresariado entrerriano, agrupado en una u otra entidad, deben dar un paso al costado para hacerle lugar a alguien capacitado e interesado que pueda y quiera articular la recuperación del destino Entre Ríos.

Norman Robson para Gualeguay21

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