Un día como hoy nació el Hogar Escuela San Juan Bosco

La paz entrerriana y los frescos versos de Juanele disimulaban un mundo en guerra y un país engañado por fraudes electorales, pero no podía esconder las huellas profundas dejadas por la Década Infame. Esos tiempos de injusticias previos a la llegada del peronismo. La cruel realidad de entonces golpeaba en todos lados, pero en particular en los sectores más vulnerables, donde inocentes criaturas eran víctimas del desamparo. En ese contexto, un maestro joven, de apenas 38 años, lideró a la sociedad gualeya al rescate de esos niños, y dio a luz una Institución que aún sobrevive 82 años después: El Hogar Escuela San Juan Bosco.
Es mayo del año 1942, y el crudo invierno ya esta encima. El maestro se decide y, junto a otros, todos de la parroquia San Antonio, acondicionan lo mejor posible el rancho de Colón y Malvinas. Los ayudan el Padre Manuel, el Jefe del Regimiento y el Intendente. Luego juntan a los niños y los alojan allí. A fuerza de donaciones, los abrigan, los nutren y les enseñan, pero el lugar era demasiado precario. Los gurises pasan el invierno, la primavera y el verano, pero el desvencijado rancho no sobrevive a la inpiadosa tormenta que lo sorprende.
El lugar es inhabitable, y Doña María Calderón de Crespo, quien viene siguiendo de cerca la denodada tarea de aquel joven, no duda: Dona una propiedad de 950 m2 en pleno centro de la ciudad de Gualeguay como hogar para esos niños desamparados. Dos plantas, amplios ambientes, gran cocina y patios internos. Así, el Hogar San Juan Bosco, fundado el año anterior como un rescate espontáneo e improvisado de niños desamparados, comienza a tomar forma. Es 1943.
El hombre se llama Roberto Epele, nació el 11 de septiembre de 1904 y es el artífice de esta obra. Es maestro, políglota y dueño de un frondísimo conocimiento general. Él mismo, como director, articula las donaciones de modo que a los niños no les falte nada, a la vez que se ocupa de su salud, de su bienestar, y de su educación, enseñándoles el mismo. Así lo hace hasta esta mañana, que se va mientras dicta clase a sus niños. Es el verano de 1960. Se va, pero no sin antes dejar una vara bien alta.
Esa vara no es problema para los Sainí. Doña Luisa y Don José se hacen cargo del Hogar con la misma devoción y dedicación de Don Roberto. Tal es así que, a los pocos años, formalizan la escuela. Es 1970, y el Hogar Escuela San Juan Bosco, esa obra del Maestro Epele, continuada por los Sainí, está consolidada para seguir escribiendo su historia de solidaridad y benevolencia.
El invierno de 1982 no sorprende a los más de 60 gurises que el Hogar aloja, supervisado y en parte costeado por el Consejo del Menor. Hasta secarropas industrial hay para que no falte la vestimenta de los chicos. En su aula se dicta de 1° a 5° grado, los demás van a escuelas de la zona. La Sra. Vladymira Cattinelli de Von Bernard mantiene su importante aporte al sostén de la entidad. El resto es gracias a los socios y otras donaciones.
Hoy, año 2024, el Hogar Escuela cumple 82 años. Las vicisitudes vividas a lo largo de los años no han logrado disminuir el protagonismo social de la institución, y ésta supo sobrevivir a los distintos vaivenes económicos y adecuarse a las leyes modernas de educación y minoridad, conservando siempre intacto el ánimo original de Don Roberto Epele: significar la oportunidad que merecen esos niños que el destino les jugó una mala pasada.
Un legado inspirado en la palabra de Mateo (25:34–36): “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí”.
Tal vez la lógica, después de siglos de civilización y modernidad, sería que se extingieran de la faz de la tierra los gurises vulnerados y desamparados, pero, lamentablemente, nada hace eso esperable, así que aquel legado original del Maestro Don Roberto Epele para su San Juan Bosco seguirá vigente, por lo menos, en buena parte del futuro inmediato.
Gualeguay le da las gracias a quienes hicieron ésto posible.
Norman Robson para Gualeguay21