12 octubre, 2024 7:31 am
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Un gurí chico, un sueño grande, y el sacrificio detrás de todo eso

Es temprano y es invierno en Gualeguay. Los guardapolvos blancos envueltos en gordas camperas desembocan en la puerta de las escuelas. Sus alientos se evaporan mientras intercambian saludos. Son cientos de vidas y sueños gualeyos comulgando en cada aula, en cada recreo. Uno de esos tantos gurises, que en octubre cumplirá 10 años, tiene un sueño especial: Quiere ser campeón del MotoGP, y, para ello, ya se prepara corriendo a nivel nacional. Pero se trata de todo un desafío, el cual significa enormes esfuerzos y sacrificios, no solo del propio protagonista, entrenando fuerte sin descuidar sus estudios, sino de todo su entorno familiar, en lo personal y en lo económico.

El gurí se llama Fermín Etcheverry, y nació en Gualeguay, Entre Ríos, el 21 de octubre del año 2014. Es el delfín de la familia de mamá Lucia Bugía y papá Diego Etcheverry, consentido por sus hermanas Ximena y Sofía. Una familia dedicada a la producción de mates artesanales. Sus abuelos Beatriz, Ricardo, Zulma y Darío lo aman, pero éste último es el que más presente está en su campaña, junto a sus tíos Lucas y Ramiro. Cuando alguien le pregunta qué quiere ser cuando sea grande, Fermín responde con seguridad: “piloto del MotoGP”, refiriéndose a la máxima competición mundial de motociclismo de velocidad.

Pero no está solo, sino que en ese sueño lo aguantan toda la familia y un incondicional grupo de amigos. La “peña”, como le dicen por estos pagos a ese grupo de colaboradores, aconpaña, ayuda y apuesta a ese sueño, y lo alienta en cada oportunidad en que se sube a su moto de 50cc preparada para “volar”.

El pasado fin de semana, la cita fue en el circuito óvalo de Morteros, en la provincia de Córdoba, en una fecha más del calendario del Certamen de Motociclismo Argentino, CAM, y Fermín, junto a toda su peña, estuvieron presentes. Todo el finde dedicado a ese gran sueño, con todo el esfuerzo y sacrificio que eso significa. Pero valió la pena, ya que el piloto gualeyo, en ésta su primera temporada en la categoría Mini Motos, tuvo un nuevo buen desempeño, gracias al cual logró un valioso séptimo puesto. La próxima será más cerquita, en el circuito del Cerro, en Victoria.

Ahora bien, consumado el finde, durante la semana, el gurí es uno más en la escuela Juan José Castelli, donde cursa la primaria, y, por la tarde, tal vez, si se porta bien, pueda correrse hasta lo del chacista Erwin Villarreal para ver como van los ajustes a su máquina, o entrenarse en el curcuito que armaron en lo de Diego. Por su parte, los Etcheverry vuelven a los mates, para poder seguir enfrentando este desafío. Por la noche, al acostarse, todos seguirán soñando con alguna carrera del MotoGP.

Me quedo con algunas imágenes de esta campaña: Una de la Kangoo viajando a una nueva carrera tirando la perrita con la moto, las carpas y todo lo necesario para el finde. Otra del campamento a la vera del circuito, las carpas, los bultos, y la espera ansiosa. Y porqué no una del fuego ardiendo cocinando el guiso o un pollo al disco, o pariendo brasas para un asado clásico del domingo.

El ejemplo queda flotando en la crónica: Cuando se quiere, se puede. La pasión es una insospechada fuerza de vida, y el éxito no está al superar el desafío, sino al intentarlo.

Norman Robson para Gualeguay21

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