Un repaso por lo más destacado de lo ocurrido en Gualeguay en el 2022
Desde el horrendo crimen de Jesús Fernández y el tibio comienzo de los carnavales post pandemia, hasta la llegada de Lisandro Martínez como campeón del mundo y el hallazgo de un feto en el basural, en esta pequeña ciudad del sur entrerriano pasó de todo. Un repaso por los titulares muestra que las buenas, lindas o alegres fueron pocas y las malas, feas o tristes fueron muchas. Ante una clara ausencia de buenas noticias para la ciudad, fueron protagonistas la inseguridad, la injusticia, el tránsito, y el desorden, todo mechado por algunos éxitos individuales.
El 2022 comenzó con el pie izquierdo. A pocas horas de iniciado el año, el clima festivo del Parque Quintana fue abruptamente interrumpido por las sirenas tardías de la Policía. Una banda desenfrenada de jóvenes había atacado a una familia y había matado al padre de múltiples heridas de arma blanca. A la semana, terminó la agonía de Adolfo García, quien había sido atacado a ladrillazos el 23 de diciembre. Y, hacia fines de enero, otro jovencito acuchilló a Horacio Moyano en su propio barrio.
Con ese clima, y luego de la crisis sanitaria del covid, volvió el carnaval, pero ésta vez sin espuma, para evitar contactos estrechos. Por esa razón, la falta de espectadores se hizo notar en las tribunas y en el circuito entre el paso de una comparsa y otra. Fue por esto que las autoridades decidieron, a partir de febrero, habilitar la espuma, y los corsos recuperaron la vida.
Del año anterior, Gualeguay no solo cargaba la pandemia, sino que, en noviembre, el fuego había arrasado gran parte de la planta de Soychú, complicando la situación laboral de cientos de trabajadores. Como si aquello hubiese sido poco, en un año electoral para el Sindicato de la Carne, comenzaron movimientos y manifestaciones en contra de sus autoridades. Aquella avidez por el poder gremial derivaría en un escándalo preelectoral que postergaría las elecciones hasta octubre, cuando ganó una de las listas opositoras.
Quien fuera hasta entonces Secretario General del gremio cárnico, Aldo Díaz, a mediados de año, fue condenado a 14 años de prisión en el marco de una causa viciada de revanchas políticas y arbitrariedades jurídicas. Así como ésta avanzó en busca de justicia en las instancias superiores, éstas determinaron la inocencia de otro injustamente condenado por violencia de género: José Kablan. Con estos dos casos, la Justicia gualeya fue quedando cada vez más en evidencia.
A los ejemplos de Díaz y Kablan se sumaron un exconcejal, de novio con una diputada, que resolvió su causa por violencia contra su ex con una probation y 40 mil pesos, y un colombiano que solucionó la suya con terapia, aunque había gatillado su arma en la cabeza de su víctima. Pero el broche de oro llegaría en octubre, con el encarcelamiento de Juan Casualde, por un año y diez meses, en una causa llena de nuevas arbitrariedades y desprolijidades. Otro inocente que se sumaba a la Unidad Penal local por la abusiva desidia de la justicia gualeya.
Pero la inseguridad siempre fue un tema recurrente. A los homicidios ocurridos se sumaron casos de menores y jóvenes que entraban y salían de Jefatura reiteradas veces (hasta 3 veces en un fin de semana), sin que la Justicia hiciera nada al respecto, mucho menos el Copnaf. En ese contexto, primero, el Comisario Jorge Sosa reemplazó a Milton Taulada al frente de la Departamental, y una de sus primeras medidas fue disponer una mayor presencia policial en la vía pública. Luego, bajó a la ciudad la propia Ministra Rosario Romero, y reunió a todos los involucrados en busca de una solución.
A pesar de todo ésto, nada cambió y la Comisaría Tercera, en la periferia este de la ciudad, sigue siendo un proyecto archivado en un cajón del Poder Ejecutivo provincial.
Pero no todos los titulares fueron pálidos. Por ejemplo, Dylan Giménez fue a bailar al Colón, Flavio Fumaneri a cantar a Corra del Sur, y Horacio Peccin a jugar al hockey a Sudáfrica, todos a pulmón. Al mismo tiempo, también por las suyas, atletas nuestros se destacaron dentro y fuera de la provincia dejando muy bien parado a Gualeguay. Pero no todo es cultura y deporte, ya que las trayectorias de los comisarios retirados oriundos de Gualeguay María del Carmen Capurro y Bernardo Samuel Zapata fueron reconocidas por la Policía de Entre Ríos.
Más allá de estas buenas noticias, la realidad de Gualeguay era la misma de siempre: El Hospital San Antonio estaba sin pediatra, el colectivo de Bettarel dejaba de unir Gualeguay con el norte de la región, nuestros ex combatientes seguían sufriendo la indiferencia del gobierno provincial, y llegaba el Chikungunya. En ese contexto, un marginal resistió a la policía a los tiros en el Barrio Holanda, y la Justicia, de la mano de Tortul, terminó de consolidar la impunidad de Erro y Rubattino culpando a Hugo Gotusso de la estafa del barrio 80 viviendas.
Mientras tanto, cayeron bandas narco que operaban desde los barrios y desde la cárcel, en la Unidad Penal se repitieron los secuestros de droga, y la Justicia Federal condenó a una banda narco integrada por más de 20 gualeyos. Al mismo tiempo, algunas cuestiones trascendían las paredes de la cárcel local, y se conocían la indiferencia hacia un joven interno enfermo y los abusos sobre los presos. Tal es así que una causa por una muerte dentro de la cárcel le costó millones al Estado.
Así transcurrió el invierno, sin grandes soluciones para los trabajadores de Soychú, empresa que aprovechó la situación para comprarse otra planta; la Municipalidad avanzando con la tercer y cuarta cuadra de la Semipeatonal, sin que nunca funcione; un marino reclamando una balsa que llegó pero desapareció; y el escándalo por el nombramiento de una bailarina y ordenanza de escuela al frente del Copnaf local.
A pesar del frío, mientras se dispararon los robos rurales, y atentaron contra el auto del jefe de Toxicología, desbarataron la operación de un Prode ilegal, atraparon en el Sexto Distrito a dos policías robando repuestos de los autos secuestrados, y en Puerto Ruíz sospecharon de una mujer embarazada.
Por ese entonces, nos dejó el Padre Pancho, Osman lideró un nuevo reclamo al Hospital San Antonio, en el campo sorteaban quien iba en el bondi a la escuela, y suspendieron la caza menor, mientras que, entre todas las conferencias convocadas por la Municipalidad, dos fueron realmente trascendentes: En una informaron el balance del carnaval luego de 6 meses, y en la otra anunciaron que les sobraba plata y que la destinarían al autódromo, al programa Tené tu casa, y al asfaltado de cuadras.
En este escenario se llevó a cabo, después de mucho tiempo, una nueva Feria del Libro. De ese modo, la capital de la cultura recuperaba un evento que le supo ser relevante, aunque en este caso, desnudó la grieta que existe en esa actividad local. Por su parte, las Guitarras Gualeyas se mostraban en Europa, y unas partituras de Cari Pico y Juan Martín Caraballo fueron reconocidas a nivel nacional.
La que supo llamar la atención a lo largo del año fue la política, gracias a sus políticos, tanto desde el gobierno municipal como desde la oposición. Ya de entrada, el Ejecutivo local declaró al gobernador Bordet Huésped de Honor, y los peronistas orquestaron un escandaloso golpe contra el presidente del Partido Justicialista, Carlos Gálligo, y lo desplazaron de la sede. De todas maneras, nada de esto cambió en nada la realidad gualeya, salvo por las sucesivas organizaciones de recitales. Con tristeza, Gualeguay despidió a dos de sus políticos: Gastón Justet y Julián Rubio.
Ahora bien, si hay algo que no cambió en Gualeguay a lo largo del 2022 fue el tránsito, a pesar de cumplirse 10 años de la campaña de Estrellas Amarillas. En la segunda mitad del año, una chica, que iba en moto murió luego de chocar contra una camioneta, y un joven perdió la vida luego de volcar en la Costanera. A raíz de esto se descubre que aunque en la ciudad hay más de una docena de ambulancias, solo una está disponible a la hora de los accidentes.
Ésto último no fue lo único que puso la salud sobre la mesa, sino que los trabajadores del Hospital San Antonio volvieron a reclamar, por enésima vez, por la precariedad con que trabajan. Al mismo tiempo, la Justicia también volvía a quedar expuesta con un caso de grooming que nunca investigó, con el caso de delincuencia infantil que nunca fue capaz de solucionar, dejando libre al asesino de Moyano, reconociendo como legítimo, después de años, el fideicomiso de Ascar, y despreciando con su indiferencia la vida de la familia Casualde, víctima de su desidia.
Mientras tanto, Barrio Norte le ganó las dos finales a Urquiza, unos alumnos homenajearon a su maestra de campo en vida, volvió el encuentro de coros, una mamá y su hija salieron campeonas en Rural Bike, y un embajador de la ONU vino a Gualeguay para ayudarla a crecer. Por desgracia, un grupo de jóvenes asesinó a Valbusa por no tener plata.
De este modo, llegamos al final de año, envueltos en celeste y blanco gracias a una nueva copa del mundo en fútbol. La ciudad vivió de forma particular este logro, ya que entre los campeones había uno de sus hijos: el Lichi Martínez. Pero eso no evitó que, al igual que en Buenos Aires, la “organización” de los festejos estuviera teñida por la famosa “cuchara” política. Entre tantas celebraciones, casi nadie se enteró que apareció un feto humano en el basural.
Así fue el año 2022: Muchos recitales, algunas calles arregladas, cero puestos de trabajo nuevos, 4 homicidios, 2 tragedias, varios escándalos, mucha injusticia, mucho desorden, mucho abuso, mucha ausencia e indiferencia del Estado, y, entre todo esto, el bien reconocido éxito personal que algunos alcanzaron gracias al sacrificio propio.
Norman Robson para Gualeguay21