Advierten falta de salud pública en Carbó
Vecinos de la comunidad de Enrique Carbó se encuentran preocupados por la ausencia prolongada de un adecuado servicio de salud pública en su único y abandonado centro de atención primaria.
Carbó, una ciudad que, unida al pueblo de Alarcón, llega a unos mil quinientos vecinos, cuenta con un solo efector de salud a pesar de haber sido gobernada por un médico, Romero, que hoy dirige el nosocomio de su vecina Gualeguay, y hoy por su mujer.
Dicho centro de salud se encuentra hoy limitado en sus prestaciones, no solo en la oferta de servicios, pocos y solo de mañana de lunes a viernes, sino también, en las condiciones edilicias del espacio, afectadas por la construcción en el lugar de un “Hospitalito” municipal, mientras que la única ambulancia que hay se encuentra en estado crítico.
De acuerdo a lo que se pudo conocer de parte de los vecinos, desde el año pasado, dicho centro, de jurisdicción provincial, se encuentra condicionado en sus ya limitados servicios por la obra, afectando considerablemente las escasas prestaciones brindadas, limitándolas o impidiéndolas por cuestiones de asepsia.
Los servicios
Por ejemplo, los vecinos recordaron que, luego de dos años sin servicio de pediatría, recién la Provincia lo restauró el año pasado, pero aún hoy se dificulta esa prestación por las condiciones edilicias.
Al mismo tiempo, algo similar ocurre con el servicio odontológico, el cual no se puede brindar desde hace 6 meses por las carencias sanitarias del lugar.
Sí bien la cartera provincial de salud está al tanto de la situación sanitaria de las instalaciones, y coincide en que no se pueden efectuar las prestaciones en esas condiciones, no dispone, ni la Municipalidad tampoco lo hace, alternativas que atiendan las urgentes demandas de salud de esa comunidad.
De este modo, la oferta de Salud pública en Carbó se limita a la intermitente atención de profesionales, solo de mañana, y sin guardias los fines de semana, aunque dicen los vecinos que eso estaba previsto por el municipio.
La administración
Lo más preocupante de esta situación es la participación de la Municipalidad en la administración del efector provincial, viciándola de desprolija y confundiendo las responsabilidades, solo en su afán de decir que puede cumplir con lo que no es de su competencia.
Según trascendidos, la Municipalidad, a través de un subsidio, encarga a la administración provincial prestaciones que Salud no brinda, mientras no resuelve las comodidades mínimas para una segura atención de los vecinos.
De ese modo, hoy, las responsabilidades sobre la salud pública de Carbó se entremezclan, mientras los vecinos deben trasladarse, hasta por una vacuna contra la gripe, hasta el Hospital San Antonio de Gualeguay.
El “Hospitalito”
De la misma manera, también es preocupante para los vecinos la irregular construcción allí, en la misma salita provincial, de un “Hospitalito” con recursos comunales, los cuales se vienen juntando, según aseguran, desde el 2015, con los corsos y otros eventos.
De acuerdo al relato oficial, gracias a lo recaudado en dichas oportunidades, a fines del año pasado se pudieron comenzar las obras, las que significan, en realidad, una ampliación del centro que hoy se encuentra inoperante.
Por otro lado, los vecinos señalaron que este proyecto se contrapone con aquel del CIC, que en su oportunidad había sido aprobado por el Gobierno Provincial para ser construido en un terreno donado por el ex intendente Romero, pero que luego se diluyó en el tiempo y en el lugar ya levantó su casa el hijo de Romero.
Consecuencias
Toda esta situación no solo indigna a los vecinos de Carbó que no tienen otras alternativas, sino que provoca que su demanda de salud pública, especialmente entre los de mayor vulnerabilidad, recaiga en el área social de la Municipalidad, la cual no alcanza a resolver sus problemas dejándolos sin atención.
Al mismo tiempo, todo este cuadro, el cual aseguran que surgió a partir del sueño del “Hospitalito”, mantiene la incertidumbre de Carbó en cuanto a que no se sabe hasta cuando se sufrirá está situación.
Por último, los vecinos se sienten rehenes de esta situación, en una tierra de nadie que nadie ordena y es abandonada por todos, y donde la salud pública resulta inaccesible para muchos, mientras se preguntan quien se hará cargo de los profesionales en el anunciado Hospitalito, pues, como dijo un vecino, “para consultorios vacíos sobraba lo que había”.
Norman Robson para Gualeguay21