Algo más sobre el glifosato
Si bien se ha impuesto la creencia de que el glifosato es un verdadero demonio causante del cáncer, un repaso sobre las posiciones de entidades de prestigio nacional e internacional como la Organización Mundial de la Salud y la FAO, ambas de las Naciones Unidas, la Comunidad Europea, el Senasa, y el Conicet, entre otros, permiten clarificar que no es así.
De este repaso, surge que, según los científicos, el glifosato es una molécula que ataca una enzima presente en plantas y microorganismos, pero no en seres humanos y animales, lo cual lo hace tan tóxico como lo puede ser el nitrito, conservante alimenticio, o cualquier otro químico que no se administre adecuadamente.
Revisando un poco los antecedentes sobre el tema, a nivel nacional, en 2009, una resolución del Gobierno argentino constituyó la Comisión Nacional de Investigación sobre Agroquímicos, CNIA, un comité multidisciplinario de expertos creado según lo pautado por el Comité de Ética del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Conicet, los Ministerios de Salud y de Ciencia y Tecnología, y otros organismos nacionales.
Las conclusiones de esta comisión sobre el tema, según trascendió en los medios de entonces, fueron que no hay correlación entre el uso del glifosato y la carcinogénesis, el origen del cáncer.
De este modo, hoy, en la Argentina, el glifosato está clasificado por la autoridad pública de aplicación, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria, más conocido como Senasa, en la categoría de Menor Riesgo Toxicológico.
Por otro lado, en Europa, en noviembre de 2015, expertos de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria realizaron su propia revisión del glifosato y concluyeron que “es poco probable que represente un riesgo carcinogénico para los humanos”.
Tan es así que, días pasados, en oportunidad de vencerse el plazo de validez legal, Europa extendió el uso de este herbicida, común en las actividades agrícolas de más de cien países, por cinco años más.
Cabe destacar que el único argumento encontrado que vincula al glifosato con el cáncer es un documento de la IARC, la agencia de cáncer de la Organización Mundial de la Salud, difundido en 2015, el cual consideró al herbicida como probablemente cancerígeno, pero, más tarde, una investigación demostró la existencia de argumentos contrarios a esa conclusión que habían sido omitidos en dicha conclusión.
O sea que, según Reuters, agencia que realizó la investigación, descubrieron que el borrador de la evaluación de glifosato realizado por la IARC había sufrido cambios significativos y eliminaciones antes de hacerse pública, provocando que el herbicida sea clasificado como un carcinógeno del Grupo 2A, una sustancia que probablemente causa cáncer en las personas.
De este modo, según entienden en la Organización para la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), al igual que en la Argentina, “la evidencia científica disponible no reúne los criterios para clasificar al glifosato como sustancia Carcinógeno, Mutágeno, Reprotóxico”.
De todo esto surge que en la Argentina se habría demonizado al glifosato generando un clima de violento enfrentamiento entre quienes producen alimentos y quienes defienden el medioambiente, estigmatizando al sector productivo como verdaderos asesinos del futuro, cuando, en realidad, alientan una producción responsable.
Norman Robson para Gualeguay21