Ausencias que hablan
El país se manifestó contra la corrupción en Buenos Aires y en las plazas del interior, pero Gualeguay, fiel a su costumbre, apenas convocó a unos pocos vecinos que rodearon la plaza Constitución, pero notables ausencias dan que pensar.
A las 19 horas, en sintonía con el resto del país, unos 250 vecinos se juntaron en la plaza Constitución, con unas pocas banderas y media docena de cartelitos con el #NSB (No Somos Boludos), consigna instalada mediáticamente por Alfredo Casero días pasados.
Entre los presentes, se destacaron las presencias de dirigentes y militantes radicales y macristas, concejales oficialistas, y vecinos en general no vinculados a institución alguna.
En ese contexto, minutos después de las 19, encolumnados detrás de una amplia bandera argentina que iba de vereda a vereda, los vecinos marcharon alrededor de la plaza, defendiéndose solo unos minutos frente a Tribunales para cantar el himno y reclamar por una Justicia sin inmunidades.
Ahora bien, siendo una ciudad de 50 mil habitantes, una “multitud” selecta de 250 contrasta elocuentemente contra la convocatoria en la ciudad porteña o en otros lugares, no solo por la falta de gente común, sino por la llamativa ausencia institucional.
La ausencia del pueblo es comprensible cuando los convocantes decidieron plegarse recién ayer a la manifestación e impulsaron la movida desde la comodidad del celular a su selecto grupo de amigos, pero sin la militancia correspondiente para atraer a la clase media y a la gente de los barrios.
Pero más grave que esto es la ausencia institucional. Sabemos que los sindicatos, eternos socios de la corrupción, no acompañarían esta campaña, pero que no la hayan acompañado los funcionarios del Poder Ejecutivo, los empresarios y comerciantes en persona o a través del Centro Económico, de la Corporación para el Desarrollo, de la Sociedad Rural, o de la Federación Agraria, enciende sospechas sobre para qué lado se vuelca el compromiso.
O sea, la ausencia de dirigentes cuyo deber sería liderar la lucha contra la corrupción, la impunidad y la recuperación del patrimonio público lleva a pensar que una parte importante de la clase dirigente local todavía no comulga con el cambio que pretende la sociedad y simpatizaría aún con el pasado.
O sea, hay ausencias que hablan por sí solas.
Norman Robson para Gualeguay21