Benvenuto: Un año de impune misterio
Se cumplió un año de la desaparición de un vecino y todo confabula para que nos olvidemos de eso, pero Gualeguay es caprichoso y se resiste a olvidar. Pero el silencio oficial alimenta la incertidumbre y alienta las versiones.
El viernes 27 de octubre de 2017, Don Omar Benvenuto fue visto por última vez, poco antes de las 20 horas, dejando la casa de su madre, en Gualeguay, hacia un encuentro con alguien.
Al día siguiente, sábado, siendo que no daba señales de vida, y su celular daba apagado o fuera de alcance, su hijo y su yerno lo buscaron por sus lugares habituales, hasta que, por la noche, al informarle a la Policía local, toman conocimiento de que su camioneta estaba abandonada, desde la noche anterior, en el kilómetro 241 de la ruta 12, unos minutos al norte de la ciudad.
Los primeros indicios señalaron que Benvenuto iba solo en su camioneta, que había girado en U para estacionarla prolijamente, que la había cerrado con llave dejando dentro un Nextel que solo usaba en Buenos Aires, y que, según el can de rastro, había cruzado la ruta para desaparecer.
Los registros de su celular mostraron que se habia descpnectado alrededor de las 20:30 horas. A partir de aquel momento, no se supo más nada. La investigación del caso recayó en el Fiscal Agustín Gianini bajo la Coordinación de Dardo Tortul, los mismos que no habían resuelto las muerte de Jorge Trezza, empresario financista encontrado muerto unos kilómetros más adelante en abril de 2014.
¿Qué había pasado? ¿Secuestro, autodesaparición o muerte?
Benvenuto tenía 66 años, una mujer en Buenos Aires y 3 hijos grandes. Era titular de la firma Inprocil, una industria fabricante y exportadora de cilindros de GNC para automóviles instalada en Gualeguay, a la vez que tenía numerosas propiedades. Más allá de eso, era una persona que se movía libremente por la ciudad, solo, y nunca se lo vio bajo el paraguas de seguridad que pintaron los medios.
El profundo apego afectivo a su madre, corroborado por sus allegados íntimos, llevó a descartar una posible desaparición por sus propios medios, mientras que la ausencia total de indicios luego de cruzar la ruta es indicio de que podría tratarse de un trabajo profesional.
Desde la familia advirtieron que esa tarde Benvenuto se había reunido con Hugo Lesca y Efraín Martínez Epele, de la Municipalidad local, para que lo ayuden a tramitar la adquisición del predio donde está montada Inprocil, el cual es de la empresa eléctrica provincial.
De la misma fuente surgió la versión de que habría ido, esa noche, a Gobernador Mansilla, a una reunión organizada por Lesca y Luis Erro, ex intendente local, para realizar esa gestión, algo que nunca pudo comprobarse.
¿Era cierto…? ¿Quién lo inventó y porqué…? ¿Porqué dijeron que Benvenuto iba a una reunión en Gobernador Mansilla si en la casa dijo que volvía a cenar…?
¿Quién lo llamó a Benvenuto al salir de la casa de la madre, justo antes de subirse a la camioneta, a quien le dijo: “voy para allá”…?
Independientemente de esto, desde el mismo domingo, y por varios días, un megaoperativo de rastrillaje se llevó a cabo, centímetro a centímetro, por kilómetros y kilómetros, con cientos de efectivos.
En el interín, una comisión policial encontró en Mansilla una enfermera que juró que le había vendido una rifa en la madrugada del sábado, en una fiesta popular, pero nadie pudo corroborar que aquello fuera cierto. Un personaje como Benvenuto en un evento de pueblo no pasa sin ser percibido.
¿Porqué dijo eso esa mujer…? ¿Mintió…? Porqué…?
Al mismo tiempo, acompañada por la Fiscalía, la familia con sus abogados se presentó ante el Juzgado de Garantías como querellante en la causa.
¿Con qué objeto…? ¿Tener mayor acceso a la investigación…? ¿No deberían ser objeto de la investigación…?
En este contexto, pasó la semana y el sábado siguiente, fundándose en indicios que no habrían existido, la Justicia local ordenó allanar viviendas, establecimientos, celulares y rodados vinculados a Erro y Lesca, pero nada resultó de estos operativos, salvo la furibunda indignación de los allanados.
¿Cómo puede ser que se despliegue semejante operativo sin datos ciertos…? ¿Con qué ánimo se hizo…? ¿Cuáles podrían haber sido los motivos de Erro y Lesca para desaparecer a Benvenuto…? ¿Los tenían…? ¿Dejaría Erro la camioneta en la puerta de su campo…?
En la segunda semana, entre las iracundas declaraciones de los políticos señalados, trascendió que la familia había recibido, días antes, mensajes extorsivos con tonada centroamericana, y que una causa se había abierto en la Justicia Federal provincial. También se supo que los mismos habían sido despreciados por el Juez Leandro Ríos por considerarlos oportunistas, ya que no pudieron dar pruebas de vida.
¿Dos Justicias investigando al mismo tiempo el mismo caso…?
Al terminar la semana, el escándalo de los allanamientos provocó que el Fiscal Gianini fuera apartado de la investigación y tomara su lugar Ignacio Telenta, el mismo fiscal estrella del caso Micaela García, pero ya no quedaba mucho que investigar. Tal es así que mandaron comisiones a Buenos Aires y a Paraguay tratando de obtener una pista, pero volvieron con las manos vacías y la investigación se trabó.
De ese modo pasó el mes, hasta que, repentinamente, la familia dijo recibir nuevos contactos extorsivos y obligaron al Juez Ríos a retomar la invesrigacion de la causa.
¿Contactos extorsivos al mes de desaparecido…?
A lo largo de todo ese tiempo, a pesar de que pasaron horas, días, semanas y meses sin resultados, la familia nunca quiso recibir a la prensa, sino que interpuso un particular personaje, un supuesto abogado de apellido Español, que nunca dio certezas de nada, sino que se concentró más en desviar o enturbiar el caso ante la opinión pública.
¿Porqué esa actitud…? ¿Porqué no actuaron como, por ejemplo, los García mientras Micaela estaba desaparecida…? ¿O como tantos otros casos en que familias se sirven de los medios para presionar que se investiguen todas las opciones…? ¿Qué hay de cierto en que Benvenuto había removido a su hijo de la dirección de la empresa…?
De ese modo se durmió el expediente en algún escritorio de Paraná hasta que, dos meses atrás, repentinamente, otro operativo, ordenado por la Justicia Federal, se llevó a cabo en la zona. Como resultado de esto se supo que un supercan de rastro, que encuentra rastros con cinco años de antiguedad, había encontrado un pasamontañas.
¿Porqué no lo encontraron cuando de rastrilló la primera vez…? ¿Cómo saben que es de aquel entonces..? ¿Porqué no trajeron el supercan la primera vez…?
Ahora bien, si bien es cierto que se agotaron los medios de búsqueda según los indicios que surgieron, nunca se supo que se investigaran posibles móviles para la desaparición de Benvenuto, ni quienes se beneficiaron con la misma.
Es por todo esto que, al cabo de un año de silencios a mil interrogantes, el imaginario popular despierta la perspicacia y se pregunta:
¿Porqué nunca nadie reconoció que, por las caracteristicas del caso, podría tratarse de un crimen por encargo…? ¿Porqué nunca se supo que investigaran los móviles de un crimen así…? ¿Quién o quiénes pagarían por esta desaparición…?
¿Qué hay de cierto en que Benvenuto quería vender la empresa a capitales bolivianos, que incluso la visitaron, meses antes de desaparecer, y por eso su interés en comprar el terreno recibido en comodato allá por el 2000…?
¿Qué hay de cierto en que Benvenuto tenía un socio, testaferro, que está preso y que podría tener que ver con su desaparición…?
¿Qué hay de cierto sobre los amoríos que se le endilgan a Benvenuto, los cuales podrían haber derivado en un trágico desenlace y de allí su desaparición…?
¿Qué hay de cierto sobre su actividad como financista, incluso de campañas políticas, y que, como ocurriera con Trezza, fuese ese el móvil del crimen…?
Las preguntas se multiplican frente al silencio de la impunidad consentida por la Justicia. Todos queremos respuestas. ¿Porqué callan…? ¿Porqué no cuentan lo que saben o reconocen que no saben…? ¿O solo pretenden que olvidemos el tema…?
La desaparición de Don Omar Benvenuto no es de interés exclusivo de los Benvenuto, es de todo Gualeguay, pues ningún gualeyo quiere ver morir o desaparecer a su gente, sea quienes sean, y que ello quede impune, que quede solo silencio. Mañana le puede tocar a cualquiera de nosotros. Gualeguay, a un año de su desaparición, quiere saber qué pasó y exige justicia por lo que haya pasado.
Norman Robson para Gualeguay21