Déficit primario cero: el replanteo de la estrategia fiscal
De acuerdo a una publicacion de CIPPEC, el déficit primario cero se lograría con retenciones, recursos del Fondo de Garantía de Sustentabilidad y un recorte de la inversión pública y los subsidios a la energía y el transporte.
Según el artículo, parte de la reducción de los subsidios será afrontada por las provincias, a la vez que, también, se prevé que éstas mantengan el ritmo de obra pública, mientras que los proyectos PPP asegurarían que la inversión pública consolidada no caiga.
El proyecto de presupuesto de 2019 enviado por el Poder Ejecutivo al Congreso redefine la política fiscal del gobierno al incrementar la presión tributaria y recortar los gastos de capital, mientras que plantea una reactivación de las exportaciones netas como motor de la recuperación de la economía a partir de inicios de 2019, luego de la recesión para el año en curso. Así lo afirma el documento de CIPPEC “Déficit primario cero: el replanteo de la estrategia fiscal”, elaborado por Ricardo Carciofi y Pablo Carreras Mayer, investigador principal y coordinador, respectivamente, del programa de Desarrollo Económico de ese centro de estudios.
La propuesta oficial supone un ajuste de 3,1% del PBI para alcanzar el equilibrio primario de las cuentas públicas. Partiendo de un déficit de 2,6% del PBI para el cierre de este año, la reforma tributaria de 2017, los acuerdos con las provincias y las fórmulas de movilidad, entre otras medidas, implican un aumento del déficit en 0,5% del PBI. No obstante, el déficit primario cero se lograría con una combinación de aumento de recursos (principalmente retenciones) y un recorte de gastos (principalmente inversión pública y subsidios, parte de los cuales serían transferidos a las provincias). Sin embargo, el gobierno prevé que la obra pública a nivel consolidado (nación más provincias) no se verá impactada. Los proyectos PPP y las provincias atenderían la brecha de la inversión del gobierno. En síntesis, el proyecto prevé, en términos netos, un recorte de gastos (1,5% del PBI) y un aumento de recursos (1,2% PBI), es decir, mayor presión tributaria, lo que configura un cambio profundo respecto de la estrategia fiscal previa.
“El gobierno no solo se vio obligado a abandonar el enfoque gradualista, sino que también tuvo que revisar el acuerdo con el FMI del 20 de junio. El presupuesto de 2019 es la herramienta para solicitar mayores desembolsos al Fondo y cubrir así las necesidades del programa financiero”, explica Carciofi.
“Las proyecciones que sustentan al proyecto suponen que a mediados del año que viene la economía empezará una rápida recuperación liderada por las exportaciones. Queda por ver cuán compatible es esa trayectoria con la política monetaria restrictiva que anunció el BCRA recientemente”, sostiene Martín Rapetti, director del programa de Desarrollo Económico de CIPPEC.
Ingresos
El aumento de los ingresos del gobierno nacional resultará de una suba de 0,8% en los ingresos tributarios y de 0,5% en los de capital (usando el FGS), con una caída de 0,1% en otros ingresos corrientes. Dentro del cálculo de recursos se estima que las retenciones (incluyendo el nuevo esquema que aplica a casi toda la canasta exportadora) aportarían 1,2% del PBI. Los mayores ingresos de capital por el uso de aportes del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (0,5% PBI) serán aplicados al cumplimiento del programa de Reparación Histórica a los jubilados.
Gastos
Por el lado de los gastos, el recorte de la inversión superará el 40% en términos reales, mientras que las erogaciones corrientes se reducirán en alrededor de 10%. El recorte de subsidios (0,7% PBI en total), en materia energética, significará un mayor aumento de tarifas y también una caída del sendero del precio de gas en boca de pozo. En cuanto a los subsidios al transporte, el proyecto supone que la cuenta será atendida por las provincias, de la misma forma que la tarifa social de electricidad. La reducción de la inversión (0,5% PBI) se repartirá en recortes en energía y transporte de magnitud similar. La cuenta final se completa con ahorros en bienes y servicios y recortes en las transferencias corrientes a las provincias.
La macro
En cuanto al escenario económico, el presupuesto prevé que la actividad siga cayendo hasta fin de año para recuperarse a comienzos de 2019. El factor clave de reactivación de la economía serían las exportaciones netas, en un contexto donde caerán el consumo y la inversión. Las exportaciones crecerían 20,9% en términos reales en 2019. Esta expansión implicaría alcanzar un registro récord de la producción exportable, en un marco de escaso dinamismo del comercio internacional, tensiones comerciales e incertidumbres que afectan a Brasil, principal socio comercial del país.
Riesgos
El presupuesto detalla y cuantifica diferentes riesgos a los que están expuestas las previsiones formuladas: desvíos en las hipótesis de cálculo del nivel de actividad económica, la inflación, el tipo de cambio y los precios internacionales podrían afectar las estimaciones del proyecto. Por ejemplo, una caída del PBI superior a la prevista impactaría negativamente en la recaudación. También podría activar la cláusula del acuerdo con el FMI que permite aumentar el gasto de protección social. El efecto final de estos impactos conduciría entonces a una desmejora del balance primario. En cambio, los desvíos alcistas de la inflación mejorarían el resultado primario. En tanto, una eventual suba de los precios internacionales y del tipo de cambio tendría un impacto neto bajo pues afectan simultáneamente ingresos y gastos primarios.
Otro riesgo está asociado a los esquemas PPP, que podrían derivar en mayores gastos en caso de expropiaciones, relocalización de instalaciones existentes, impactos ambientales, demoras imprevistas o la cancelación de un contrato. Los proyectos PPP también se ven afectados por la evolución del tipo de cambio real (vía la cotización de unidades UVA) y la tasa de interés. No obstante, estos riesgos no han sido cuantificados en el marco del proyecto remitido al Congreso.
Gualeguay21