Desayuno argentino
Mientras desayuno veo que, según un estudio de la consultora Idesa publicado por Infobae: en 10 años, el gasto público nacional creció 67% por encima del ritmo de la economía.

Mi hijo trae a la mesa, entre tostadas y café con leche, su boletín de calificaciones: en todas las materias un 10, mientras la tele detalla el informe y una serie de boletas a pagar aguardan mi atención sobre la mesa, bien cerca para que no me olvide.
El estudio dice que el crecimiento de las erogaciones del estado nacional es tan grande que ya no alcanza con la elevada presión impositiva, ni con las reservas del Banco Central y de la Anses, ni con la emisión monetaria.
Mi hijo espera mis felicitaciones. Lo abrazo. Lo miro a los ojos y le digo que me siento muy orgulloso por sus logros. Luego le doy un largo y fuerte abrazo.
La tele sigue con el informe. Según este, basándose en datos del Ministerio de Economía, entre 2004 y 2014, la famosa Década Ganada, el gasto público nacional pasó del 20% al 33% del PBI, un equivalente a dos veces lo que se invierte anualmente en educación pública.
Mi hijo aguarda todavía frente a mí, estoico, como las facturas que me señala la patrona. Si bien mis palabras y mi abrazo lo animaron a seguir en la senda correcta, él quiere una notebook. Todos coinciden en que la merece.
La tele, cerrando el informe, se refiere a que, con estos guarismos, se desnuda el costo de haberle dado a una parte de la sociedad algo que, si bien realmente lo merecía, no se estaba en condiciones económicas de hacer.
Mi hijo aguarda mi respuesta. Las facturas también. Todos me miran expectantes. Por la tele muestran pantallazos de la realidad que se vive y un cuadro de lo que se viene.
Resuelvo.
Los miro a todos y les pregunto: ¿Qué hacemos? ¿Compramos la notebook y no pagamos las facturas de la luz, el gas y los impuestos, con todo lo que eso nos acarreará? ¿O nos ponemos todos a hacer cosas para juntar plata extra y así comprar la merecida notebook?
Mientras mi hijo se iba murmurando indescifrables conceptos sobre mí, y la patrona era bastante más explícita desde el lavadero, la tele me recordaba el impacto negativo que tendrán en la economía los bonos en el 2016.
Terminé mi café, puse todo al costado, y tomé las facturas dispuesto a una nueva hazaña de malabarismos.
Norman Robson para Gualeguay21