El genocidio de hoy
Si bien el tema droga, tanto en cuanto al tráfico como al consumo, está presente en el discurso de cuanto político tenga un micrófono a mano, la realidad demuestra que el genocidio que hoy se lleva a cabo contra nuestros gurises no está en la agenda política de ninguno.
Desde el Gobernador de la provincia hasta el último concejal de un pueblito perdido en el norte entrerriano cuentan entre sus multicolores banderas aquellas de la lucha contra “ese nefasto flagelo que lacera descarnadamente la integridad de nuestros gurises” y bla bla bla…
Pero, a la hora de los bifes, sus acciones van en cualquier sentido menos en el de la búsqueda de soluciones concretas a una problemática que crece vertiginosamente impactando demasiado mal en nuestra gurisada.
Mucho peor es cuando en el territorio se utiliza este doloroso flagelo, no solo para el verso político, sino para inventar estructuras con presupuesto solo para cumplir con favores políticos sin el menor interés por el tema.
De una u otra manera, la realidad refleja una escalofriante indiferencia hacia el genocidio de casi toda una generación ya presa de la droga y el alcohol.
¿Genocidio? Si, el término genocidio se refiere al “exterminio sistemático de un grupo humano” y, hoy en día, el flagelo de la droga está exterminando sistemáticamente casi toda una generación de niños de entre 8 y 18 años. Les quita la vida alevosamente, aunque sigan caminando y respirando.
¿Quiénes son los genocidas? En primer término podemos señalar la cadena narco, pero, sin dudas, en segundo término se encuentra la indiferente mirada de la sociedad, la cual consiente en silencio toda esta situación.
Hoy es un hecho que, desde la Nación, las políticas y las acciones son claras y conscientes sobre el tema, tanto desde la cartera de Seguridad como la del Sedronar, con una oferta concreta de soluciones abierta a todo el país, pero en los territorios los políticos de turno no se ponen a la altura de las circunstancias.
La Nación hace rato que puso a disposición del interior del país estos soportes necesarios en términos de recursos y programas, solo hace falta la voluntad política, o ganas de trabajar, en la provincia y en las municipalidades.
Es cierto que las cloacas son necesarias, que el asfalto es bienvenido, y que los recursos económicos, por supuesto, que también, pero si no se hace nada en cuanto al crecimiento de la drogadicción infantil, no quedará nadie sano para disfrutar de esa ciudad que dicen estar haciendo.
El crecimiento del consumo es exponencial, y lo reconoce el propio gobierno, razón por la cual la negligencia en este tema no tiene nombre. Tampoco lo tiene la pasividad y el silencio de los referentes políticos y sociales de las comunidades.
Por lo tanto, ante este escenario de indiferencia, voluntaria o no, es necesario y urgente que la sociedad civil, o los papás responsables que haya, tomen la iniciativa de movilizarse para obligar a los actores correspondientes a comenzar a trabajar ya en este sentido.
Caso contrario, a sabiendas de la gravedad de la situación y de lo que está en juego, seremos sus cómplices en el genocidio de toda una generación de gurises.
Norman Robson para Gualeguay21