El Juan Sebastián ensayó para el sábado
Este oficio, si bien muchas veces resulta ingrato, tiene lujos que son tan impagables como inolvidables, como puede ser la bendición de ser espectador ocasional y fortuito de un colosal ensayo musical: el del Ensamble Juan Sebastián.
En la noche de hoy jueves, en el salón del Club Social, donde el sábado tendrá lugar el recital de este grupo coral, éste realizó su ensayo general, con sonido, coreo, y todos los aderezos que lleva un espectáculo de lujo como ese.
Ya de entrada, una de sus solistas ablandó el salón con un tango, y luego todos le dieron duro a la Nostalgia, ajustando esto, afinando lo otro, y, más que nada, estremeciendo las almas de los ocasionales espectadores.
“Uno busca lleno de esperanza…”.
Realmente un coro de ángeles, como siempre, unos flacos, otros gordos, unos altos, otros bajos, pero todos celestiales, como voces que bajaron del cielo a bendecir estas tierras haciendo de la noche un tango, y de la vida un bolero.
“Aquellos ojos verdes…”.
Letras y ritmos urbanos, lamentos románticos bien nuestros, de nuestros viejos, de nuestros herederos, que aún hoy nos acarician la sangre, que nos erizan el espíritu.
“Milonga para recordar, milonga sentimental…”.
Cada vez que le toca a uno, ese uno, mágicamente, es todos, y cuando le toca a todos, la misma magia hace de todos uno solo, haciendo del salón un fantástico arrabal popular, con pianos y orquestas de fondo, y transportándonos en tiempo y espacio a vaya saber donde.
“Quizás, quizás, quizás…”.
Así se me entibió la sangre, como un bálsamo engañoso que me secuestró de la realidad, y, por un buen rato, el pasado se me presentó en un celuloide blanco y negro, con adoquines brillantes, edificios grises, y un taxi 404 cruzando por el Bajo.
“Me importas tú, y tú, y tú…”.
Si esto es hoy, lo que será el sábado, ellos de frac, ellas de largo, todos de gala, engalanando el ya prestigioso escenario del histórico Club Social. Tal es así que hasta la misma Gitanilla amplió su sonrisa sintiéndose contemporánea.
Arrabalera, Contigo aprendí, Bésame mucho, Naranjo en flor, Arráncame la vida, y muchos más, completan el exquisito repertorio que conquistará al espectador hasta empacharlo de amor y melancolía.
Norman Robson para Gualeguay21