14 mayo, 2025 8:59 am
Rectángulo Image

El morbo nuestro de cada día

Al cabo de un hecho morboso, no tardan en aparecer, sin ningún tipo de escrúpulo, los comentarios o los mensajes reclamando los detalles del hecho y, por supuesto, la identidad del sospechoso.

BLANCO-NEGRO

Parece que a nadie le importa la justicia, ni, mucho menos, preservar el derecho civil del sospechoso por el cual es inocente hasta que se demuestre lo contrario. En estos casos, solo parece importar el saciar nuestra “sed de sangre” social y tener un dato morboso para compartir entre mate y mate o entre trago y trago. Hasta se detecta una competencia por tener “la posta” para compartir.
Por mi parte, no me canso de dar las explicaciones del caso, brindando las razones por las cuales NO doy detalles que nada suman a la noticia, ni, por supuesto, doy nombres de los involucrados hasta que se avance en la investigación.
Nuevamente, en el afán de que comprendamos todo esto, reitero a continuación el proceso que debemos respetar luego de un hecho:
Cuando se descubre un hecho, el Fiscal interviniente dispone, si lo hay, la detención del sospechoso o sospechosa, y tiene un tiempo determinado para solicitarle al Juez de Garantías en turno la prisión preventiva con las pruebas que hasta ese momento disponga.
El Juez de Garantías es quien, finalmente, ordenará la prisión preventiva o la liberación del sospechoso, mientras que el Fiscal podrá continuar con la investigación hasta elevar la causa a juicio, o, caso contrario, archivar la causa.
Las razones que justifican la prisión preventiva son que pueda entorpecer la investigación o que puede darse a la fuga.
De este modo, es política editorial de este medio, Gualeguay21, solo una vez que se cuente con datos ciertos sobre el compromiso del sospechoso con el crimen cometido, informar el nombre del sospechoso, pero remarcando que es solo un sospechoso y describiendo los hechos que se le imputan en tiempo condicional.
Igualmente, para la ley y para todos, el sospechoso recién será culpable del hecho cuando se hayan agotado las instancias frente a un tribunal y la Justicia determine que la condena queda firme. Hasta ese momento, el sospechoso será inocente.
Ahora bien, más allá del sistema de garantías de nuestra Justicia, el cual nada tiene que ver con Zaffaroni, resultan demasiados los casos en que la sociedad ha señalado con nombre y apellido a un sospechoso, dejando trascender morbosidades cometidas por él, y, finalmente, al tiempo, más tarde que temprano, se descubrió que nada de todo eso era cierto.
De este modo, se han visto suicidios, ajusticiamientos por mano propia, familias destruidas, etcétera, etcétera. O sea, vidas arruinadas solo para satisfacer la morbosidad.
Previendo las excusas a esgrimir por algunos, vale remarcar que NO hay necesidad de conocer la identidad del sospechoso por razones de seguridad, pues es la Justicia quien debe garantizarla, a la vez que sostener que no hay Justicia solo contribuye a establecer el caos. Si fuera así es deber nuestro en hacer lo que sea que haya que hacer para que las cosas sean lo que deben ser.
Por último, vale destacar que el sistema argentino, republicano, establece que todos somos inocentes hasta que se nos demuestre ser culpables. Así que quienes prefieran la práctica de la lapidación, del linchamiento, del empalamiento, o cualquier otra medida incivilizada, pueden viajar a países subdesarrollados donde estos son moneda corriente.
Norman Robson para Gualeguay21