Finalmente, enseñaríamos a vivir
Nuestro sistema educativo enseña logaritmos, las guerras del Peloponeso, y el sistema reproductivo de las plantas, pero nada enseña sobre cómo enfrentar la vida. Hoy, un proyecto legislativo podría iniciar un cambio.

Desde días pasados, la legislatura entrerriana discute un proyecto de ley que propone incluir en la currícula educativa la asignatura Educacion Emocional, y sus prácticas en forma transversal a las demás, como contenido obligatorio en todos los niveles de la educación formal.
Este proyecto entiende como educación emocional el conocimiento de uno mismo, la autorregulación emocional, la motivación, el aprovechamiento productivo de las emociones, la empatía y las habilidades sociales, y plantea como objetivo el desarrollo, mediante la enseñanza formal, de todo ese conocimiento emocional en cada educando y en sus responsables familiares.
Para esto, la propuesta legislativa prevé la capacitación gratuita de todos los docentes, dentro del año de promulgada la ley, según sus cuatro pilares: Educación Emocional de Niñas y Niños, Escuela para Padres de Educación Emocional, Educación Emocional para el Manejo de las Emociones en los Educadores, y Educación Emocional en la Relaciones Interpersonales e Institucionales.
Como autoridad de aplicación, la presente propuesta designaría al Consejo General de Educación de la Provincia de Entre Ríos, el cual determinará expresamente, mediante la reglamentación de la presente, las vías concretas de introducción y promoción de la Educación Emocional en todos los establecimientos del sistema Educativo de acuerdo a cada situación jurisdiccional.
Si bien no es un método nuevo, en nuestro país, la educación emocional constituye una innovación educativa que responde a necesidades sociales aún no atendidas en las materias académicas ordinarias.
Cabe remarcar que, quienes apoyan la inserción de la educación emocional, se fundan en el Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI, presidia por Jacques Delors, el cual sostiene que la educación debe enseñar cómo “aprender a ser”.
Por otro lado, vale recordar que actuales investigaciones corroboran que el éxito obtenido en la vida de las personas es debido a un 70-80 % de las habilidades emocionales, a la vez que, un sinfín de estudios y experiencias indican que la educación emocional no sólo es factible, sino, además, altamente recomendable a lo largo de todo el ciclo vital de las personas, independientemente de sus circunstancias de cualquier tipo.
Por último, el proyecto recuerda que la Ley Nacional de Educación establece un desarrollo integral de la infancia en todas sus dimensiones, con la iniciativa individual y el juego como medio para el desarrollo de la afectividad, entre otras dimensiones, a la vez que establece, como objetivo de la educación inicial, promover el aprendizaje y desarrollo como un proceso de formación integral de una familia y de una comunidad.
De prosperar este proyecto, significaría un paso importante hacia un modelo educativo a la altura de las necesidades de la sociedad, donde la educación no se limitaría al frío dictado de contenidos, sin importar que se incorporen o no, sino que alcanzaría la formación integral de los alumnados como personas preparadas emocionalmente para la vida.
Este cambio hacia una educación diferente, al no darse en el marco de una política pública que apunte a modernizar toda la educación, despierta inquietudes sobre si nuestra educación, en especial, y la sociedad, en general, están preparados para enfrentar este cambio aislado, cuando en éstos priman los egoísmos y las indiferencias.
Gualeguay21