La humanidad es potencia
En mi amplitud, que no es renuncia a mi autenticidad ni a mi verdad, sino potencia para la expansión de la conciencia universal, el espacio, donde todos juntos estaremos, es en el hacer para devenir humanos.
El lugar de la diferencia será como nosotros lo representemos, lo nombremos, lo simbolicemos, lo afirmemos; entonces, bienvenida esa diferencia en la medida en que conduce a una unidad en la diversidad.
Esta unidad requiere redefinir el bien común. Los valores, denunciados o anunciados, son ideas conceptuales, traducidos espiritualmente en prácticas. Suponer que si acordamos en los valores, resolveremos el bien común, es ingenuo. El bien se hace común en el nivel de las acciones, porque la convergencia, la unión, como sociedad, como comunidad, como humanidad, es en la acción. Si los valores se traducen en la praxis existencial de los seres humanos, analicemos esas prácticas, y deduzcamos —no discutamos— desde qué valores hemos partido para llegar al bien común.
Como lo común es la acción, todos estamos dotados de potencial para desplegarnos y develarnos como humanos. Es un despliegue, un pliego a desdoblar, a abrir. Tenemos la promesa de ser humanos; somos mamíferos sofisticados con carga potencial de desplegar nuestra humanidad. Si no traducimos la promesa en proyecto, seremos promesa; si traducimos la promesa en proyecto, tendremos humanidad.
En amistad y bendición.
Rabino Sergio Bergman