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Lo que debemos saber sobre la Justicia


Tantos años de degradación institucional han pervertido los conceptos de la sociedad sobre cual es el rol de un fiscal, de un querellante, de un defensor, de un Tribunal, y de la Justicia penal en general, lo cual nos ha impuesto un escenario de injusticia que nos degrada y nos expone como ciudadanos.

Tan es así que, al no comprender esto, los ciudadanos quedamos excluidos del Estado de Derecho, aquel que nos protege de cualquier avasallamiento arbitrario sobre nuestros legítimos derechos, y sumergidos en una cada vez más caótica convivencia.
Prueba de esto son las manifestaciones públicas, tanto de la gente como de referentes sociales y políticos, condenando livianamente el actuar del Fiscal y del Tribunal en el juicio por el crimen de Micaela García.
A los efectos de refrescar en los lectores los conceptos olvidados, y corregir los errores que se observan en los medios y en las redes sociales, expongo, de forma resumida y coloquial, cuales son los roles de cada parte en el sistema de Justicia que ordena nuestra convivencia.
Por ejemplo, en lo que se refiere al Fiscal interviniente en un caso, su rol incluye investigar, interpretar los argumentos obtenidos en sus posibles hipótesis, y poner absolutamente todo a disposición del Tribunal para que este tenga todos los elementos para decidir.
Por su parte, en caso de existir, el rol de la Querella es abonar la tarea del Fiscal aportando todos los elementos que estén a su alcance para la investigación, a la vez que debe defender los intereses de sus clientes.
Por otro lado, la defensa tiene por rol investigar y reunir todos los argumentos posibles que demuestren la inocencia de su defendido para someterlos al Tribunal.
Por último, el rol del Tribunal es ponderar todos los elementos expuestos por todas las partes y, ateniéndose a derecho, determinar que pasó y que no pasó, sin lugar a dudas, y dictar sentencia y estableciendo la correspondiente pena si fuese el caso.
Esto es lo que manda nuestro sistema de Justicia, nos guste o no, y es aquel por el cual nos regimos.
Lamentablemente, los diferentes procesos gubernamentales han distorsionado, por conveniencia, el sistema de Justicia, y, hoy, la gente cree que el Fiscal es quien resuelve el caso y el Tribunal solo debe convalidarlo, mientras que la querella solo se asegura que así sea y la defensa es solo otro delincuente asociado al imputado.
Nuestro sistema de Justicia, si bien puede ser perfectible, está desarrollado para garantizar la República y nuestro Estado de Derecho, solo que, durante mucho tiempo, sus funcionarios adoptaron las leyes según su conveniencia y no para impartir justicia, desvirtuándolo y malacostumbrando a la ciudadanía a la naturalización de la injusticia.
El caso Micaela
En el caso Micaela en particular, del cual hoy todos opinan olvidando estos conceptos, el Fiscal agotó, junto a la Policía, y acompañado por la Querella, las instancias investigativas, y, en base a todo lo obtenido, expuso todas sus hipótesis frente al Tribunal, mientras que las defensas hicieron lo propio en favor de sus defendidos.
Frente a todo lo que le expusieron unos y otros, el Tribunal decidió, para eso está, qué era válido y qué no, y, en función de ello, y según lo que dice la ley, dictó sentencia, culpando solo a Wagner por el hecho, a Pavón solo por encubrirlo, y absolvió a Otero.
En otras palabras, el Tribunal entendió que Wagner secuestró, violó y asesinó a Micaela solo, que Pavón y Otero no participaron, y que Pavón sí mintió encubriendo la huida de Wagner.
Desafortunadamente, en su sentencia, el Tribunal aplicó la ley e impartió Justicia, pero, a pesar de conocer bien los roles de cada uno, dedicó demasiado tiempo a criticar al Fiscal, tal vez en busca de mayor protagonismo ante las cámaras convocadas por él mismo.
Con esa actitud, el Tribunal no hizo más que atizar el descontento social, el cual ya estaba encendido por la desinformación surgida de obligar a los medios a difundir versiones en lugar de lo ocurrido en las audiencias.
Muy diferente hubiese sido una sentencia más concreta y más educativa sobre lo resuelto, lo cual podría haber clarificado los conceptos sobre como funciona el sistema.
Conclusión
Más allá de esto, ya anecdótico, lo cierto es que resulta urgente y necesario que la sociedad comprenda cabalmente cómo funciona el sistema de Justicia, cuáles son los roles, y cuáles son nuestros deberes como ciudadanos, de forma de convertirnos, algún día, en una sociedad madura respetuosa de la Justicia y amparada por ella.
Caso contrario, viviremos por siempre desamparados en la incertidumbre de no saber qué es justo y qué no, inmersos en la desconfianza colectiva, y naturalizando la injusticia. O sea, tal como vivimos hoy, con libertades y derechos según quienes seamos.
Norman Robson para Gualeguay21

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