Lo que nos traería la Reforma Política
Días atrás, el Gobernador Gustavo Bordet dijo que la reforma electoral que anunciará el 15 de febrero propone dejar atrás la boleta sábana para adoptar la boleta única, a la vez que consideró prematuro todavía hablar de desdoblar las elecciones.
La propuesta, sin el desdoblamiento, fue bienvenida en diferentes sectores en una y otra vereda política, coincidiendo todos en que es un paso adelante en la modernización de la política criolla.
Bondades de la Boleta Única
En principio, la Boleta Única garantizaría una oferta electoral completa, y, por lo tanto, garantizaría el derecho a elegir y a ser elegido, ya que se acabaría la práctica de robar u ocultar boletas en el cuarto oscuro, garantizando así al votante que encontrará todas las opciones de candidatos, y a los candidatos que sus candidaturas estarán disponibles para los votantes.
Del mismo modo, también atacaría las prácticas clientelares, ya que no habría boletas para repartir con anterioridad a los comicios, sino que la única boleta oficial se obtendría en el lugar de votación, antes de ingresar al cuarto oscuro, a la vez que también terminaría con los conflictos entre fiscales por la ubicación dentro del cuarto.
Por otro lado, la Boleta Única pondría fin al negocio de la impresión de boletas, y al costo forestal que ello implicaba, a la vez que el Estado no repartiría más fondos para ello.
Cabe señalar que en la Boleta Única, todas las opciones ocuparían el mismo espacio y serían presentadas con letras de igual tamaño, mientras que el orden en que se presentarían las categorías resultaría de un sorteo realizado por el Tribunal Electoral Provincial.
Diferencias con el modelo anterior
Comparado con el sistema tradicional, la Boleta Única aseguraría una mayor autonomía al votante para decidir, ya que la oferta no se le presentaría más en sábanas, con todas las alternativas de un color, sino que el votante debería hacer un voto específico en cada uno de los cargos a elegir.
De la misma manera, cada voto demandaría al votante una decisión, eligiendo al candidato según su parecer, y obligándolo a tomarse el trabajo previo de decidir a quien votar y porqué votarlo.
De este modo, la elección de diputados y concejales, antes en una lista por la cual accedían según cuantos votos ésta conmutara, con la Boleta Única accederían los más votados, independientemente del color que representen.
Impacto en la cultura electoral
A partir de una reforma de este tipo, la cultura de la campaña electoral se vería sensiblemente afectada, ya que la conquista del voto no radicaría en la imposición de una boleta, sino en la de un candidato para cada categoría.
En una campaña electoral, provincial, para gobernador, senador provincial, diputados provinciales, intendente y concejales, las propuestas políticas deberán instalar cada uno de sus candidatos, y no la propuesta general.
Deberán bajar al territorio llegando no con un líder político que los seduzca, sino con un equipo completo de candidatos que convenza a los votantes de que son la mejor opción.
Del mismo modo, la Boleta Única también impactará en la publicidad electoral, ya que no solo debería imponerse la imagen institucional de la propuesta, frente o partido, sino que deberían imponer la imagen de cada uno de los candidatos.
El impacto en Entre Ríos
Consumada una reforma electoral de estas características, el desafío de la política entrerriana, de cara al 2019, sería desarrollar cuadros políticos que puedan ser creíbles y puedan conformar un “equipo” electoral que conquiste, cada uno, al electorado.
De este planteo se desprende que también se modifica el escenario entre contendientes, favoreciendo a las propuestas de menor escala brindándoles la posibilidad de acceder a cargos de valor estratégico.
Por ejemplo, si como partido tengo en mi territorio solo dos muy buenos cuadros políticos, para las elecciones desdobladas puedo ponerlos al frente del ejecutivo comunal para que gobiernen sin un concejo deliberante, o puedo ponerlos en el concejo para que sean minoría y que molesten, o puedo poner a uno como senador y al otro como diputado para imponerle espacios de poder al intendente y al gobernador.
Como se puede apreciar, este nuevo modelo exigiría de las propuestas hegemónicas entrerrianas una reformulación de su política partidaria, revalorizando especialmente sus cuadros políticos, u obligándolos a construirlos.
Tan es así que, quien aspire a gobernar la provincia el próximo período en Entre Ríos, deberá, sí o sí, armar un equipo provincial compuesto de un binomio para el Ejecutivo y de, por lo menos, unos 15 diputados, mientras que, en cada ciudad, deberá conformar un equipo, también, con un binomio ejecutivo y, por lo menos, siete concejales interesantes.
Por lo tanto, la primera pregunta del millón hoy es si Cambiemos puede afrontar este desafío, sin cuadros de relevancia, y habiendo dilapidado dos años sin haberse consolidado políticamente en la provincia.
La segunda es qué podrá hacer el Justicialismo, desacreditado, algo difícil de revertir aunque se desdoblen las elecciones.
Sean cuales sean las respuestas, es de conocimiento público que la Boleta Única hoy seduce al peronismo, quien ve en ella la oportunidad de elaborar cuadros que le permitan instalarse estratégicamente en el período 2019-2023, logrando sobrevivir a su complicada realidad.
Conclusión
Luego de evaluado todo esto, la Reforma Política de Bordet puede resultar más conveniente para el Justicialismo, mientras que podría costarle caro a Cambiemos, pero, definitivamente, representa un paso adelante en la calidad democrática de los entrerrianos.
Al mismo tiempo, la reforma adelantaría la campaña, instalando muchas decisiones en este 2018, ya que el desafío político obliga a todos a estar a la altura de las circunstancias.
Norman Robson para Gualeguay21