Preocupa el destino de una carne secuestrada

El pasado viernes 27, una carnicería fue inspeccionada y se le procedió a secuestrar una importante cantidad de carne, mercadería que aún hoy se desconoce el destino final que tuvo.
De acuerdo a lo que se pudo investigar en los ámbitos de la Justicia, de Abigeato, de la Municipalidad, y observando un video capturado ese día, se concluye en el siguiente relato de los hechos.
Ante el aumento de casos de cuatrerismo en la región, todos de igual modus operandi, desde la Fiscalía se instruyó a Abigeato a realizar inspecciones aleatorias en comercios de la ciudad en busca de irregularidades.
Como resultado de estas recorridas, en la tarde del pasado viernes 27 de mayo, en una carnicería de Av. Perón y Martín Fierro, Abigeato detectó presuntas irregularidades y pidió a DICSA que se hiciera presente.
Una vez que los municipales estuvieron en el lugar, la fiscalía y abigeato se desentendieron del tema por no haberse constatado delito alguno.
De este modo, DICSA coincidió en que existían irregularidades y procedió al secuestro de la carne, unos dos mil kilos, pero le dijo a la gente del comercio que era un mero trámite, que el lunes la fueran a buscar al Mercado Modelo, donde la Municipalidad tiene unas cámaras de frío.
Tal es así que DICSA, en el afán de preservar la calidad de la mercadería, consiguió un transporte refrigerado y la transportó hasta el Mercado.
En la madrugada del lunes, alrededor de las cinco de la mañana, DICSA requirió a la Dirección de Producción que le abriera el Mercado y retiraron la mercadería en cuestión.
Horas más tarde, ese mismo día, la gente de la carnicería se hizo presente en el Mercado a buscar su mercadería, con la sorpresa de que no había nada, razón por la cual iniciaron los reclamos correspondientes.
Ese mismo lunes, el Poder Ejecutivo fue puesto al tanto de la situación por diversas vías y con diferentes versiones.
La primera versión se refería a que era un caso de Abigeato y Fiscalía, pero luego se supo que DICSA sola había intervenido.
En un primer momento se habló de que se había mandado a incinerar la mercadería en el crematorio municipal, pero luego se supo que el mismo hace años que no funciona, y tomó fuerza una que decía que la carne había sido incinerada “a campo”, en un espacio abierto rociándola con combustible, pero el Juzgado de Faltas no habría intervenido.
Luego se habló que DICSA la había llevado directamente al digestor de alguno de los frigoríficos, aunque de los mismos indicaron que, por razones sanitarias, no podrían ingresar carne ajena sin certificado sanitario.
Finalmente, una versión última versión afirmó que, afuera del matadero municipal se encontraron, días pasados, unos trozos de carne con hueso tirados en el pasto.
Más allá de la veracidad de estas versiones, lo extraño es que nadie sabe a ciencia cierta qué pasó con la carne decomisada, y los funcionarios responsables solo saben reaccionar de mal modo a quienes por el tema preguntan.
Al mismo tiempo, también es extraño que, luego de haber requerido transporte y cámaras para su conservación, no se les haya devuelto la carne a los dueños y se haya recurrido a una presunta desnaturalización, la cual, no se pudo constatar y, de haberse realizado, no se hizo tal cual lo indican los protocolos del caso con la necesaria e ineludible participación del Juzgado de Faltas.
Por último, salvando los requerimientos del caso, en las gestiones anteriores, de estar en buen estado la carne se la entregaba a algún comercio a cambio de una entrega diaria de carne para los comedores municipales o se la entregaban directamente a referentes de instituciones de bien público como Sengo o Carlitos.
En definitiva, diez días pasaron del secuestro y no se puede saber aún qué pasó con la mercadería, aunque las características del caso prometen dar que hablar.
Norman Robson para Gualeguay21
