8 septiembre, 2024 2:18 pm
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Puerto Ruiz: Monumento a la burla


No es un paraje, ni un pueblo, es, aunque los gualeyos no lo sepan, solo un sector de la ciudad, un barrio más de Gualeguay. Se llama Puerto Ruiz, y tanto le prometieron y no le cumplieron que hoy es un monumento a la burla.

Puerto Ruiz es un viejo puerto, dentro del ejido municipal, con una población de más de 300 almas que creció alrededor de si mismo.
El puerto en si existe desde 1750, llamado así por los hermanos Pedro y Domingo Ruiz, sus fundadores. Tuvo su época de oro, llegó a ser el tercero más importante de Entre Ríos, despachándose desde allí cueros y granos al mundo.
Tal fue su momento de gloria, que hasta él llegó el primer tren de la provincia, en 1864, y con este el saladero La Adelina y la jabonería de Smolley, entre otros tantas industrias que apostaron entonces al futuro.
En el siglo XIX, en sus muelles desembarcaron, primero, en 1837, Giuseppe Garibaldi, y, un par de décadas más tarde, los inmigrantes que se fueron ubicando en toda la provincia.
Ya en su ocaso, a él, a sus costas y a su río, Juanele Ortiz le dedicó sus versos, los cuales desde allí recorrieron el mundo.
Pero ya hace muchas décadas que se abandonó, y hoy su geste subsiste de la pesca o de algún subsidio. “Acá la Nación no crece”, supo rezar un cartel en su entrada, allá por 2015, y confesaba: “Queremos una solución por el camino”.
Hoy, y desde hace mucho, en Puerto Ruiz impera el silencio del abandono. Galpones viejos en ruinas, galpones nuevos vacíos, muelle viejo derrumbado, muelle nuevo sin vida. Solo rompe el silencio algún barco jaula, o algún depredador pesquero, mientras medio centenar de pescadores apuestan al río su supervivencia y la de los suyos. Esporádicamente, algún grupo de pescadores va en busca de algún dorado.
“Puerto Ruiz está maldito”. Así lo asegura una vieja vecina, a la cual no se le pueden mencionar los políticos, pues estallaría iracunda contra todos, pues todos y cada uno la defraudaron.

Siempre, en cada campaña, llegaron al puerto con sus promesas, y, una vez instalados en el poder, siempre las olvidaron. El asfaltado del camino se lo prometieron Jodor, Erro, Urribarri, Bordet, y todos más de una vez.
Cada año de los últimos diez copiaron y pegaron en cada presupuesto provincial el pequeño texto comprometiendo la realización de esa obra.
Una revisión rápida de la última década demuestra la perversidad y alevosía de las promesas conque pretendieron conquistar los votos de esos humildes vecinos, mientras que la realidad de estos años certifica la defraudación que sufrieron.
En agosto de 2008 les prometieron un muelle nuevo, de dos pisos, y con él llegaría el asfaltado del camino.
En agosto de 2009 les prometieron que Establecimientos Gastronómicos Puertos del Paraná S.A. levantaría allí un complejo hotelero, cinco estrellas, de 12 millones de dólares, y que asfaltarían el camino.
En marzo de 2011 les dijeron que empalmarían, a través de un puente carretero y 50 kilómetros de ruta, Puerto Ruiz con la Vuelta de Obligado, en San Pedro, Buenos Aires, y así asfaltarían el camino.
En mayo de 2013, con el Instituto Portuario de Entre Ríos, les prometieron que un polo empresarial vinculado a frigoríficos reactivaría el puerto, y para ello asfaltarían el camino.
En junio de 2013, en el marco del Plan Más Cerca, les prometieron realizar el dragado del río y asfaltar el camino.
En agosto de 2013, junto con la Asociación de Cooperativas Argentinas y Granar, una comercializadora de granos, les prometieron la reactivación del puerto y el asfaltado del camino.
En diciembre de 2014 les prometieron instalar en el puerto un complejo o centro cultural, y así asfaltarles el camino.
En julio de 2017 les prometieron un megaproyecto industrial de tres empresas, parque industrial, dragado del río, reactivación del puerto, y, por supuesto, el asfaltado del camino.
Pero pasaron los años y nada de todo esto se hizo realidad, sino que cada uno sumó a la burla histórica que sufrió Puerto Ruiz de todos y cada uno que les robó los votos.
Hoy las lluvias y el abandono siguen aislando a Puerto Ruiz, cuyos vecinos no tienen derechos. No tienen derecho a los servicios públicos, a la salud, a la educación, a la seguridad, al empleo, a la dignidad. Son los famosos kelpers gualeyos. Despreciables ciudadanos de segunda, de quienes solo vale su voto.
Tan ignorados son que quienes a Puerto Ruiz se refieren lo hacen como una localidad vecina a Gualeguay, ignorantes de que es parte de Gualeguay, que sus vecinos son tan gualeyos como los del barrio parque, los del Pompeya, o los del centro.
Hoy, incrédulos, estos vecinos nuestros escuchan una nueva promesa. Y van… Dios quiera que, esta vez, aunque sea, por lo menos, cumplan con el camino prometido tantas veces, y así puedan romper ese maleficio político que pesa sobre ellos.
Norman Robson par Gualeguay21

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