Parador municipal: ¿El mismo destino que el balneario?
En nuestra Costanera, sobre el río Gualeguay, supo haber un “parador”, un complejo de servicios gastronómico y turísticos. Una estructura que recibió la ciudad con el Casino VivaGuay, a pocos metros del mismo. Funcionaron allí un comedor, una guardería de embarcaciones, la bajada y subida de lanchas, y alguna vez se ofrecieron paseos turísticos. Hoy, eso lleva un mes cerrado, desmantelado, y abandonado. Tal vez el Gobierno tenga “in pectore” alguna gran estrategia turística, pero la realidad del balneario, el frigorífico y de las reservas, hacen temer que también quede en el olvido. El río Gualeguay y esta ciudad tienen una larga historia de desencuentros.
A fines de 2015, la empresa Newtronic, que regentea los casinos de la provincia de Entre Ríos, desembarcó con un casino en la Costanera de Gualeguay, mientras que, como enjuague de aquellas negociaciones, la ciudad recibió un parador de más de 300 m2 con grandes paneles vidriados fijos y otros abiertos, una amplia cocina, baños y un espacio desde donde se puede apreciar todo el río y sus costas.
Desde entonces hasta hoy, distintos concesionarios explotaron el lugar con diferentes resultados, pero ninguno ha logrado instalar esa alternativa gastronómica en el circuito gualeyo, mientras que los servicios turísticos no se desarrollaron culpa de las crecientes, las largas sequías y, mas que nada, por la falta de una política turística que potencie el río como atractivo.
A estos “flagelos” se suma un eterno divorcio entre la ciudad de Gualeguay y su río. Una inexplicable enemistad que se refleja tanto en el olvido de Puerto Ruiz, y el abandono de su balneario municipal, como en la no explotación de sus múltiples reservas naturales. Solo por mencionar algunos de esa larga colección gualeya de necesades de distinto tipo y color.
En todo ésto, los gobiernos de Gualeguay tienen mucho que ver. Su responsabilidad es preservar todos los patrimonios de la ciudad, tanto los económicos, en términos de valores, infraestructura, recursos, etcétera, como los naturales y culturales, en términos de ambiente, diversidad, artes, identidad, etcétera.
Foto: Balneario Municipal hoy
Pero, en este sentido, y en particular en lo que se refiere al río, las sucesivas gestiones municipales se han desinteresado por los riquísimos patrimonios que distinguen a Gualeguay en el mundo: Casi 200 hectáreas declaradas reservas naturales que no solo NO son explotadas, sino que ni siquiera se puede acceder a las mismas; Un balneario que parece Kosovo pero recién pintado; Un Puerto Ruíz que sigue aislado a pesar del asfalto; Un Paso de Alonso que va cayendo en el olvido; Y 32,4 kilómetros de hermosa costa solo para pocos.
Como corolario de toda esta historia de desidias, tiempo atrás, un grupo de seudoambientalistas condenó al río como contaminado. Lo hicieron a pesar de no tener un solo análisis honesto que así lo determinara. Lo hicieron desde comodidad de sus discursos, aunque algunos depreden ese río con mallones en la boca del Clé, río abajo, y otros lo llenen del glifosfato con que fumigaron sus miles de sus hectáreas. Pero son ambientalistas.
En síntesis, ver aquel parador cerrado, abandonado y desmantelado me recuerda toda esta miserable realidad, a la que se suman el matadero de caballos, la tecnoalimentaria, el esqueleto del edificio, la Rolling Forms, etcétera, y me vienen escalofríos del miedo, casi terror, a tener que ver como abandonamos algo más.
Norman Robson para Gualeguay21