Científicos alertan sobre las tormentas
“Las autoridades deben entender que estas tormentas serán cada vez más frecuentes”, dice categórica la doctora Cintia Píccolo, investigadora superior de CONICET y especialista en climatología. “Lo que nos queda como sociedad es preservar nuestro hábitat”, agrega la científica de la Universidad Nacional del Sur (UNS)
Junto a ella, el doctor Eduardo Gómez, del Instituto Argentino de Oceanografía (UNS-CONICET) y el ingeniero agrónomo experto en agrometeorología Eduardo Sierra –de la UBA- coinciden: “De nada vale discutir si el calentamiento global es responsabilidad del hombre o de la naturaleza. No tiene sentido, porque igualmente va a seguir sucediendo”.
“Estamos entrando en un período de mayor energía en la atmósfera, por incremento de la radiación solar entre otros factores, y eso significa procesos atmosféricos -tormentas, tornados, etc.- más frecuentes y más intensos”, explica Píccolo. “Tenemos que ser conscientes de que estos eventos van a pasar más a menudo y los gobernantes deben preparar las ciudades y los espacios habitados para que resistan y puedan superar eventos de este tipo “, agregó.
Gómez está convencido de que el cambio climático sucede “por cuestiones naturales” y que la mano humana “nada puede hacer” salvo adaptarse. “Si fuera causante la emisión de gases del efecto invernadero a la atmósfera tampoco lo podríamos revertir porque, por más que no se quemaran más combustibles fósiles, que no haya más vehículos circulando, tardaríamos más de 100 años en bajar los niveles de dióxido de carbono”, opina.
El especialista insiste en que todas las modificaciones del clima de los últimos 10 mil años fueron mucho más importantes que la actual y que en cada ciclo solar hay oscilaciones de entre 50 y 200 años, con cambios de temperatura más veloces. “Tranquilamente ahora mismo podemos estar en uno de esos picos. A largo plazo, sí, vamos hacia un calentamiento, pero hay que esperarlo para dentro de unos 600 años”, reflexiona.
“Hay que tener en cuenta que el Océano Atlántico está 30 o 40 años frío y otros 30 o 40 caliente y que en la década del 2000 empezó su fase caliente, lo cual provocó la vuelta de huracanes en Nueva York, las tormentas costeras y la sequía en el interior. Lo mismo se advierte en Argentina. Ahora estamos en una racha de 5 o 6 años más tormentosos, que terminaría posiblemente en 2015”, explica Sierra.
El fenómeno de las ciudades impermeables: El cambio de espacios verdes por cemento es una de las causas del fatídico fenómeno sucedido en las ciudades de Buenos Aires y La Plata. El crecimiento sin planificación motivó que se resignen superficies absorbentes por otras impermeables. “Por eso, una tormenta que fue 10% o 15% más fuerte que otras produjo un impacto 10 veces mayor a lo normal, con casi 60 muertes”, explica Sierra. También señala que los edificios altos también inciden, porque forman una barrera para el viento, conocida como rugosidad. “Una precipitación de 100 milímetros en una hectárea es un millón de litros de agua. Si la hectárea es de pastura, absorbe el 80%, mientras que si es urbana, absorbe sólo el 20%”, dice.
Al momento de brindar recomendaciones que empiecen por casa, los especialistas detallaron la limpieza habitual de los desagotes y una mayor disciplina al momento de manejar los residuos.
Advertencia final
“La realidad es que no se pueden prevenir, aunque tenemos que tener conciencia que van a pasar cada vez más seguido. Los gobernantes tienen que saber que estos fenómenos van a ser frecuentes, deben preparar las ciudades, sus calles, tratar de observar pendientes y pozos, toda la infraestructura, para mejorarla y también preparar a sus habitantes”, indica la doctora Píccolo. “El cambio climático es muy drástico, se produce cuando se sale de los valores medios, para no retornar jamás. Lo que tenemos ahora es un estadío de variabilidad climática por irrupciones permanentes de anticiclones migratorios antárticos. Se confunden conceptos”, advierte.
Marcelo Tedesco, Dirección de Prensa y Ceremonial, Universidad Nacional del Sur