11 octubre, 2024 9:19 am
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Concepciones sobre el amor


El psicólogo español Joan Garriga habla de cómo lograr una relación madura en el ámbito de la pareja, pero advierte sobre que el amor no es garantía de bienestar, que este debe ser fácil, debe integrar las diferencias, y tiene que hacer experimentar el deseo de que el otro sea feliz.

En este sentido, Garriga, respondiendo algunas preguntas, despliega otra visión sobre un tema que, guste o no, inquieta a la sociedad.
¿Existe la pareja ideal?
– No. Ideal viene del griego y significa imagen. Jamás la realidad encaja con nuestras imágenes; el amor es ideal, pero las parejas son reales. La vida siempre es una lucha entre mi idea de quién tendrías que ser tú y quién eres tú, y hay que elegir: o amo mi ideal o amo lo real. Demasiadas personas sufren porque aman lo ideal, pero no a la persona que tienen enfrente. Hay que aprender a encontrarle el goce a lo real. La clave de la felicidad es amar la realidad como es.
¿Por qué, entonces, siempre se busca al príncipe azul?
– Porque todos tenemos una parte idiota. En todas las personas hay una añoranza de un paraíso perdido, que es el vínculo con los padres. Como esto llena tanto y da tanta seguridad, generamos la fantasía de que hay una tierra prometida en la pareja, y puede que sea cierto, pero esto luego desaparece y la gente sufre mucho. Por ejemplo, en Oriente, la gente se preocupa más por hacer crecer dentro de uno el lugar de pareja que por encontrar a la pareja.
¿La clave es no tener expectativas?
– No, la clave es tener expectativas adecuadas. Lo que cabe experimentar en la pareja es vivir la sexualidad, la pertenencia, la creatividad, etc. Lo que no se puede esperar es que la pareja se haga cargo de nuestras heridas y nos inunde de felicidad. Al final, la pareja es una escuela de crecimiento, y las que duran mucho tiempo tienen que enfrentar muchos problemas y actualizar los pactos.
¿Y cómo se logra?
– Lo primero que hay que saber es que en verdad no es el encuentro de dos, sino el encuentro de muchos. Detrás está nuestra historia, y vivimos en un mundo de ecos y resonancias de personas que son y han sido muy significativas para nosotros. Hay gente que no logra aterrizar con fuerza en la relación porque se sigue sintiendo un niño de mamá, o porque ha vivido historias de luchas en su familia y lucha con su pareja, o porque sigue atado a un hermano que tuvo un final trágico y por lealtad a este hermano no se da el permiso de tener una vida feliz.
¿Se pueden reafirmar los pactos sin caer en la rutina?
– La rutina es una actitud, no una realidad. Para quien está despierto y para quien está vivo, no existe la rutina. Si yo te miro a ti, no eres la misma persona que conocí ayer, ni la misma que voy a ver mañana. Pero si ni siquiera te miro, todo es rutina. Siempre somos diferentes, y muchas personas se relacionan con la persona que se han metido en la cabeza, no con la que tienen enfrente.
Usted se empeña en desmitificar los clichés. ¿Hay que matar el romanticismo?
– Se puede disfrutar de la misma manera que disfrutamos de una película, sabiendo que luego regresaremos a nuestra vida cotidiana. Pero la realidad tiene muy poco que ver con esta aspiración romántica.
¿No hay amor desinteresado?
– El amor desinteresado es el amor espiritual; el amor humano suele ser interesado. El amor no asegura el bienestar de nada.
Entonces, ¿el ‘te amaré para siempre’ se extinguió?
– Claro, que dure lo que dure, porque es la realidad. Hoy en día la gente se va a separar. ¿Cuánta gente ha tenido una sola pareja en su vida? Vivimos mucho más, las mujeres son más libres y el amor es fluctuante.
¿Y el compromiso también?
– Claro, uno se compromete hasta que deja de estarlo. El amor paterno o materno es incondicional, pero en la pareja es otro negocio. Pueden no elegirnos en cualquier momento, así funciona.
Diario El Tiempo – Colombia

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