El ejemplo de CABA: Prohibieron los celulares en aulas y recreos
Desde este jueves, por resolución del Ministerio de Educación de CABA, en las escuelas primarias y los jardines de infantes de esa jurisdicción, los estudiantes no pueden usar celulares durante las clases ni en los recreos, mientras que en las secundarias, los teléfonos deben estar guardados durante las horas de clase salvo que se trate de una actividad pedagógica planificada. Frente al enorme daño que eso estaba haciendo a los niños, la decisión del gobierno porteño es valiente y sumamente ejemplar para los demás estados de la Argentina. Los argumentos considerados para esta medida hablan a las claras de su importancia y extrema urgencia.
La medida se decidió a partir de una encuesta realizada el pasado julio por el Ministerio de Educación porteño. La misma fue sobre un universo de 2605 docentes y otro de 1911 familias, relevamiento que arrojó los siguientes resultados: un 80 porciento de los docentes cree que el celular atenta contra la atención y la participación de los estudiantes en clase, a la vez que un 70 porciento de las familias cree que el celular es negativo para sus hijos.
Por otro lado, el Gobierno de CABA también tuvo en cuenta las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y de la Sociedad Argentina de Pediatría, quienes consideran que es peligroso el uso excesivo de pantallas cuando los niños están en pleno desarrollo de sus habilidades cognitivas. En el mismo sentido, la Unesco, en la pandemia, detectó en infantes problemas emocionales con casos de ansiedad y depresión por la misma razón. También basaron su decisión en experiencias internacionales en las que la regulación del uso de celulares en las escuelas contribuyó a mejorar los aprendizajes y la salud en general.
Más allá de estos argumentos estadísticos y técnicos, el Gobierno porteño también reconoció los problemas que se originan a partir del amplio espectro de ofertas “on-line” altamente nocivas y adictivas, como las aplicaciones de apuestas y juegos. Las mismas resultan en extremo dañinas para el desarrollo de los niños, a la vez que alteran su estado emocional con insospechados desenlaces.
Por todo ésto, el objeto de regular el uso de los celulares en las escuelas, tanto en el aula como en los recreos, es mejorar la enseñanza, favorecer el desarrollo de los chicos y adolescentes, estimulando su concentración en clases y a promoviendo la socialización en los recreos, y darles una mejor calidad de vida, a la vez que también pretende cortar con las dependencias que genera en los niños. La medida alcanza a 566 mil estudiantes de 2.291 escuelas de nivel inicial, primario y secundario, tanto estatales como privadas.
A este efecto, la resolución fija un piso de restricciones e invita a las escuelas a confeccionar protocolos, los cuales pueden ser más estrictos que lo propuesto en la resolución, como la prohibición de uso también en secundaria. “Queremos darle un marco a la escuela para que pueda negociar otros límites. Los docentes nos dicen que los alumnos se distraen. Hoy el maestro siente que no maneja el aula: el celular provocó una disrupción brutal”, reconoció Jorge Macri, Jefe de la Ciudad, a la prensa.
Por otro lado, también reconoció que los especialistas les cuentan que “hay chicos que no comen o comen muy rápido para poder seguir jugando con el celular”, y que por ello quieren “recuperar ese tiempo para que interactúen y conversen”. De igual modo, Macri también aceptó que la escuela puede hacer una parte, pero destacó que los adultos tienen que volver a ser responsables del uso que le dan los chicos a la tecnología. “Recién estamos empezando a comprender los efectos de los celulares en nuestras vidas y en el desarrollo psicomotriz de los más chicos”, reconoció.
En otros términos, en necesario y urgente un uso responsable del celular, en especial para enfrentar y poder capitalizar la alfabetización digital. No es posible que hoy los dispositivos funcionen como chupetes electrónicos para neutralizar el desarrollo de bebés, niños y adolescentes.
Por último, el gobierno porteño adelantó que tiene previsto lanzar una campaña en las escuelas sobre el tema, advirtiendo sobre los peligros del uso excesivo del celular en los chicos, con impactos negativos en su salud mental, en su socialización, en su memoria, en su desarrollo del lenguaje, el aprendizaje y hasta en su memoria. Tal vez sea el momento oportuno de instar a nuestros legisladores a hacer lo propio.
Norman Robson para Gualeguay21