En guerra por Paso de Alonso
Luego de las amenazas que habría proferido el diputado Albornoz en el local bailable Zeus, y la escalada de declaraciones cruzadas entre el intendente y otros referentes de la ciudad, noches atrás se labró un acta de infracción a ese boliche por la cual ayer se determinó su clausura, y, como si todo eso fuera poco, en la medianoche le secuestraron la camioneta al propio titular del mismo.
Todo comenzó un par de viernes atrás, en el local de Zeus, cuando Ramiro Chevasco, anunciando a viva voz la cercana inauguración del balneario Paso de Alonso, habría provocado la ira del legislador gualeyo Juan José Albornoz, quien habría perdido el temple y embestido contra el empresario titular del boliche y concesionario de Paso de Alonso amenazándolo con caerle con todo el peso del Estado y clausurarle el local.
Tal fueron los presagios de Albornoz, que noches después, unos diez minutos después de las seis de la mañana, una brigada municipal liderada por el Jefe de Tránsito y el Inspector General en persona procedió a labrar un acta por excederse de la hora de cierre cuando, en ese momento, ya no se estaba pasando más música, las luces ya estaban prendidas y la gente de estaba retirando del lugar ordenadamente, tal cual ocurre en los demás locales de ese tipo.
En la mañana de ayer, atento a la legislación comunal vigente, el juzgado de Faltas de la Municipalidad de Gualeguay resolvió aplicar la clausura a partir de este viernes, exponiendo una celeridad, firmeza y contundencia fuera de lo común y sin precedentes para este tipo de faltas.
Finalmente, apenas pasada la hora 0 de hoy, a su regreso del controvertido balneario, la camioneta ploteada con la imagen de Zeus fue embestida de atrás en el semáforo de la Escuela N 6, razón por la cual el empresario, quien conducía el vehículo, procediendo según manda la ley, solicitó la presencia de la policía y los municipales para que intervengan e el hecho.
Lo que nunca sospechó Taborda es que, a pesar de ser víctima de una colisión por atrás, los guardas le aplicarían todo el rigor de la ley por no llevar consigo el último recibo de pago del seguro, y, a pesar de que el propio corredor local, Beto Alarcón, le aseguró a los municipales que esa póliza estaba al día, los agentes procedieron el secuestro.
Lo curioso de esta concurrencia de casualidades provoca perspicacias que plantean los siguientes interrogantes: ¿Es todo esto casualidad? ¿O son represalias? ¿Existe alguna animosidad en contra del concesionario del balneario? ¿Puede calificarse esto como persecución política? ¿Hasta dónde pueden llegar en la avidez por expropiar ese balneario? ¿Alguien votó a estos funcionarios y legisladores para que procedan de este modo?
Muchas son las inquietudes pero todas coinciden en sembrar la sospecha de estar frente a una declaración de guerra.
Norman Robson para Gualeguay21