Hay impotencia docente
Durante el pasado fin de semana, y a lo largo de hoy lunes, distintas voces se manifestaron en nuestra ciudad en favor del reclamo docente y en contra de la pasividad de la dirigencia del gremio.
Algunas de estas voces se cuestionan el dictado de la conciliación obligatoria cuando no hay aumento salarial y las escuelas se encuentran en pésimas condiciones.
“¿Piensan que con esta medida van a conciliar la bronca, la indignación, la tristeza y el malestar de los docentes?” se preguntan.
La mayoría de las voces entiende que el reclamo no se termina porque los docentes sean obligados a ir a trabajar, ya que consideran necesario que se utilicen otras estrategias, en aras de que la sociedad y el gobierno sepan que no van a ser doblegados por el autoritarismo.
Muchos coinciden en sugerir que la seccional local convoque a una concentración o marcha para este lunes o martes, a la vez que recomiendan la Escuela Marcos Sastre como ícono del reclamo.
Lo mismo ocurre en la provincia, donde ya hay un cronograma de reclamos a lo largo y ancho del territorio entre hoy y mañana.
Las voces consideran que hoy debería ser una jornada de protesta que debería encontrar a los docentes en las calles reclamando lo que les corresponde: salarios que se equiparen a los procesos inflacionarios.
Estas voces sostienen que los trabajadores de la tiza no piden aumento, sino que solo reclaman lo justo, pero lamentan que el escenario sea tremendamente desalentador, donde el fallo de una jueza pretende acallar las voces de treinta mil docentes.
Este fallo para este esquema de desigualdades pérdida de derecho que padecemos los trabajadores y la sociedad en general.
En todo el territorio provincial docentes coinciden en que es injusto que haya una sanción a miles de voluntades que se manifiestan públicamente reclamando, no solo por salarios dignos sino por inversión en educación.
En este sentido, estas voces consideran que es tan larga la historia de este reclamo como larga es la esperanza de que alguna vez el poder judicial se preocupe por los docentes y atiendan la problemática, a la vez que se preguntan si los jueces vivirían con cuatro mil pesos o sus hijos comerían con cinco pesos diarios de ración alimentaria.
Por últimos, quienes alzan la voz consideran que la protesta es legítima, ya que el derecho a huelga se ampara en la Constitución Nacional, y lamentan que esta conciliación, de ninguna manera, puede conciliar las necesidades y los derechos sino que aletarga el descontento sin resolver el conflicto.
Por otro lado, los padres no queremos, y estamos hartos, de que nuestros gurises sean rehenes de esta situación, pero muchos ya reconocemos la injusticia y el abuso por parte del estado, no solo en la docencia, sino también en la salud, y en la seguridad.
¿No será tiempo de que la sociedad en su conjunto se involucre y busque una solución?
Norman Robson para Gualeguay21