Historia: El bombardeo a los Kennedy en La Paz, Entre Ríos

El primer bombardeo de la aviación nacional sobre civiles fue en la ciudad de La Paz, Entre Ríos, el 4 y 5 de enero de 1932. Antecedente macabro del efectuado años después en Plaza de Mayo. Siete aviones Breguet artillados, dos avisos de la Marina y tropas del Ejército, sitiaron y bombardearon durante horas a los revolucionarios democráticos radicales encabezados por Mario, Eduardo y Roberto Kennedy, quienes durante el día 3, tomaron la Jefatura de Policía, la Intendencia, la Cía. de Teléfonos, el Correo de la ciudad de La Paz y el pueblo de Santa Elena.
Querían restablecer la democracia interrumpida el 6 de septiembre de 1930 y el imperio de la Constitución. Eran radicales leales a Hipolito Yrigoyen, el Presidente derrocado. Al fallar la toma planificada de los Regimientos en Concordia, Corrientes, Santa Fe y Buenos Aires, los revolucionarios radicales paceños triunfaron en soledad y no pudieron deponer al dictador Uriburu.
Éste y su gabinete ordenaron la represión sobre la resistencia civil comandada por los hermanos Kennedy y unos doscientos pobladores, ametrallando, bombardeando e incendiando población y campos con los aviones venidos desde Punta Indio y el Palomar, junto a dos buques de guerra, Rastreador M1 y Mirador 6, y la movilización del Ejército y la Policía Provincial.
A 93 años de aquellos sucesos corresponde homenajear póstumamente a estos héroes civiles, cuyos nombres hoy adornan las avenidas de aquella pacífica ciudad entrerriana. Fue el primer bombardeo de la aviación militar sobre civiles democráticos en la República Argentina, lamentable antecedente de Plaza de Mayo. Murieron 11 personas entre policías y civiles. Los tenientes Brizuela y Barrientos ostentan el dudoso privilegio de ser los primeros en bombardear civiles argentinos en su propio territorio.
Los Kennedy perdieron todas sus posesiones, pero salvaron sus vidas. Pudieron escapar con la ayuda de sus correligionarios, vía sur de Corrientes y cruce al Uruguay, para luego viajar a Europa y denunciar ante la Liga de las Naciones en Francia, el golpe militar de 1930. Otros fueron apresados y juzgados. Esta resistencia civil y militar al régimen precipitó el llamado a elecciones de Uriburu y su posterior salida con elecciones amañadas, en 1931.
Recordar estos episodios valoran la democracia y demuestran el alto precio que paga la República por su interrupción.
Dr. Carlos Garcia, Concordia, Entre Ríos