10 diciembre, 2024 2:00 am
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¿… y el peronismo local donde esta?

El viernes pasado, el actual gobernador y candidato seguro a la reelección por el justicialismo, alineado con el oficialismo, visitó nuestra ciudad para reafirmar su tentador Plan Quinquenal.

Pero el auditorio de la Escuela Normal apenas se ocupó en un cincuenta por ciento.

 

En el día de ayer, fecha en la cual se conmemora el Día de la Lealtad, fecha cara para el peronismo, visitó nuestra ciudad el presidente del Partido Justicialista a nivel provincial.

Pero la convocatoria al bunker oficialista de la calle San Antonio lejos estuvo de desbordarse.

Días atrás, los perdedores de la interna, ambos candidatos a diputados provinciales por el mismo partido, mandaron públicamente sendos mensajes de unión y prosperidad.

Pero esto fue menospreciado por el propio candidato a ser reelegido como intendente.

Todo esto, a pocos días de las elecciones generales.

Más allá de la ruptura indisimulable del peronismo local, resulta inconcebible la apatía ante los referentes y ante un símbolo ideológico como el 17 de Octubre, y la poca convocatoria del peronismo local.

Si bien la gestión actual nunca se mostró respetuosa por este tipo de aspectos, propio de su orfandad ideológica y su improvisación política, llama la atención que habiendo arrasado en las internas, hoy, a pocos días de definirse su futuro al frente del municipio, no se esfuerce por mostrar una imagen más sólida que le asegure ganar las elecciones.

Por otro lado, la Provincia ha agotado sus recursos en apoyo a la alternativa oficial local. Vino el jefe, abundaron los besos y los abrazos. Vino el otro jefe, volvieron a abundar los besos y los abrazos. Y como si esto fuera poco, Planeamiento prometió el Plan Quinquenal y los candidatos a diputados rindieron pleitesía.

Pero, igual, reina la tibieza y la reacción local se resiste a aparecer.

Puede que esta “nueva forma de hacer política” propuesta por los locales muestre los resultados el próximo domingo, pero, por lo pronto, solo genera desconcierto y apatía.

Si bien es cierto que correr con el caballo del comisario brinda muchísimas ventajas, el jockey tiene que poner un mínimo de él para poder competir dignamente.

Y esto pareciera que no es tenido en cuenta

Norman Robson

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