Injusta odisea de una joven docente
Esta historia que quiero compartir con ustedes comenzó la mañana del pasado jueves 17 de mayo cuando se procedió a cumplir con el llamado a concurso para cubrir un Cargo de maestro/a de Inglés, convocado por la Departamental local.
En esta instancia, para adjudicarse el mencionado cargo, se encontraban presentes dos aspirantes, una de ellas con todo lo requerido; título habilitante con su respectivo Nº de registro de CGE, y la otra aspirante sin título, (ni habilitante, ni supletorio, ni…), es decir, en un orden inferior .
Contrario a lo pautado en la norma concursal se le adjudicó el cargo a esta última señorita (quien bien ha aprovechado la ineptitud de quienes están a cargo de los concursos), bajo el argumento de que se recibió antes…“NO, NUNCA SE RECIBIO”… lo que presenta es constancia de cursado, no tiene Nº de registro como el de la aspirante afectada. Claro, no pudieron distinguir entre título y constancia de cursado…
Ante la injusta decisión de las “autoridades”, y viendo violados todos sus derechos, la joven damnificada confiando en que todo se debía a un error, presentó ante la Supervisión Departamental la correspondiente y justa solicitud de impugnación, documento cuya copia fiel obra en mi poder.
No fue poca la sorpresa, e inmediata indignación, cuando solo cuatro días después, la supervisora Pedrazzoli, le comunica por nota que no se hace lugar a la impugnación y, en tono de autoritarismo la amenaza con sanciones que solo ella puede justificar desde su escaso entendimiento en el cargo que ocupa- nota del 22 de mayo-.
El 28 de mayo, se inició un expediente. Luego de peregrinar un mes por las dependencias de la Departamental local, es notificada por el Jurado de Concursos, quien responde que su título es habilitante para el cargo; que la joven que había sido beneficiada carecía de título, por lo tanto, es idónea, y que por ello no se hacía lugar a la impugnación.
Si!!… Puede leerlo otra vez, en la nota del 28 de junio firmada por la Presidente y tres vocales del jurado, cuya copia fiel, obra en mi poder, le dieron la razón pero, igual le negaron el reclamo.
Increíblemente tragicómico.
Pedrazzoli, no pudo explicar o mejor dicho es irreproducible su argumento del porqué de esa respuesta. La joven debió viajar ella misma a Paraná para consultar personalmente a Jurado de Concurso sobre la incoherencia de lo resuelto, reconocieron el error “de tipeo” y se comprometieron a subsanarlo a la brevedad.
Pero eso nunca ocurrió y, habiendo pasado quince días de esto, el 13 de julio la joven elevó nota a la Directora Departamental, la profesora Marina Virué, reclamando las reiteradas equivocaciones cometidas por esta dependencia y Jurado de Concurso.
El pasado lunes 13, pero de agosto, en una de sus frecuentes recorridas en busca de novedades, oh sorpresa, se encontró con que se estaba llevando a cabo el concurso del cargo que ella venía reclamando. Aunque esta vez, no permitió que vulneraran sus derechos. Pese a las agresiones verbales de la autoridad concursal, logró el cargo.
17 de mayo, 13 de agosto, 88 días sin trabajo, 88 días de angustia sufriendo la injusticia de un sistema que arbitrariamente actúa según parámetros que no son los estrictamente pertinentes.
Hoy la joven obtuvo el cargo, pero con qué cara le podemos exigir seriedad y responsabilidad cuando la repartición a la cual se debe ignora alevosamente los justos procesos de selección.
No sé si habrá muchos o algunos casos como este, lo cierto es que no debe haber ninguno, las leyes son claras; lean hasta comprenderlas.
Todo lo expuesto está documentado con Nº DE EXPEDIENTE. Por lo que solicito a las autoridades educativas responsables, tengan a bien arbitrar las medidas necesarias que garanticen el correcto y justo funcionamiento de los jurados de concurso, a nivel local y provincial.
Del mismo modo, le solicito a las autoridades gremiales que cumplan con su compromiso con los trabajadores docentes, especialmente aquellos que inician su carrera, -AGMER desestimó su consulta por no estar afiliada- no los defrauden cuando realmente los necesitan, y a las autoridades de las escuelas que velen por la legitimidad de los concursos, que no miren para otro lado, y que se preocupen por garantizar el debido cumplimientos de las reglas vigentes.
Creo que todas las odiseas son traumáticas e injustas, pero este tipo de odisea atenta contra el futuro de nuestra comunidad socavando las bases de nuestro ya degradado sistema educativo. Demasiado daño para dejarlo pasar sin reaccionar.
Profesora Mirta Ponce