Jubilados docentes celebraron el cierre de año de sus talleres
El pasado viernes, el local de Agmer en Federación 115 fue el punto de encuentro de muchos exdocentes. Su salón estaba vestido de fiesta. Un montón de sillas semirodeaban un improvisado escenario, donde las autoridades inauguraban una nueva muestra anual de los talleres que la gremial propone a sus afiliados jubilados. Inglés, teatro, salsa, pilates, yoga, memoria y manualidades son algunas de las excusas para que más de cien alumnas, y algún alumno, comulguen en un extraordinario ambiente de camaradería casi familiar. Se trata de una valiosa propuesta para quienes no siempre son muy en tenidos cuenta, y para quienes frente al aula dejaron su vida.
Es una triste realidad que la mal llamada clase pasiva, en su mayoría adultos mayores retirados de su actividad, no ha sido siempre tenida en cuenta por la fría y abúlica sociedad moderna. Hoy parece imperar la idea de que el individuo sirve hasta que deja de servir, y, después de eso, el servicio que brindó se olvida, pero también se olvida que se trata de cuadros ricos en experiencia que aún tienen energías y ganas, junto con pasión y tiempo de sobra para gastarlas. Tan es así que eso, para muchos, significa un problema que merece y debe ser atendido.
En Gualeguay, desde hace tiempo, Agmer dispone de talleres para sus jubiladas y jubilados, espacios donde éstos encuentran contención, dispersión, distracción y aprender algo más después de tanto enseñar. Talleres en los que desarrollan actividades físicas, como salsa, pilates y yoga, expresivas, como teatro y manualidades, e intelectuales, como juegos de memoria. Vale remarcar que los tipos de talleres surgen de los propios jubilados, quienes realizan un plenario en el verano para consensuar las propuestas que tendran lugar en el año.
En este caso, el pasado viernes, en el salón del gremio, se realizó la Muestra de Talleres, el evento anual que cierra el año con distintas presentaciones, algunas en vivo y en directo, y otras en un video. Así fue como, en un improvisado escenario, algunas mostraron su gimnasia, otras bailaron, otros cantaron, y unas interpretaron obras cortas de teatro, mientras que en el vídeo se vieron escenas de los talleres de manualidades y de memoria, entre otros. En la platea estaban amigos, familiares, compañeros, etcétera. Así celebraron las jubiladas y jubilados docentes su fiesta de fin de año.
Ahora bien, más allá de la variedad de actividades, de la cantidad de “alumnos” que éstas convocan, y del valioso aporte del gremio al organizarlas y disponer el espacio físico, un párrafo aparte merece el clima de camaradería que se vive en esa comunidad, el cual pudo apreciarse en su cierre de año. Una verdadera fiesta, donde se repitieron los abrazos, las sonrisas y el cariño propios de años de una actividad común.
Por último, se debe reconocer que nada de todo esto hubiese sido posible sin una política cierta y concreta del gremio local en ese sentido, a tal grado que las propias autoridades fueron parte misma de la fiesta, totalmente integrados a sus pares retirados.
Norman Robson para Gualeguay21