Lo caro de la negligencia inoportuna
Bombas nada más
Durante el día de ayer se propagó a lo largo y ancho de la provincia la noticia de que nuestro río está contaminado, que el agua es intomable y que, ni siquiera, se puede bañar uno en ellas. La noticia, producida por AIM Digital, se reprodujo en distintos medios de la provincia propagando que nuestra ciudad está en crisis ambiental y así sus moradores, a pocos meses de comenzar la temporada estival.
En el día de ayer, el joven Pérez Barrio, principal promotor del grupo Salvemos al Río Gualeguay, desde su cómoda ubicación en Buenos Aires le mandó un mensaje concreto a la provincia y al país, “no vaya a Gualeguay porque allá todo está contaminado”.
Con mucha suerte, el joven logrará la atención de algún medio nacional ávido de noticias y, orgulloso, podrá contarles a todos los argentinos el desastroso estado ambiental de nuestra ciudad.
O sea, si como dicen algunos, hasta ahora éramos una ciudad de paso, después de la loable contribución del joven Pérez Barrio, ni siquiera se van a animar a pasar por acá.
Ni hablar de aquellos que evaluaban una inversión en nuestra ciudad, menos aquellos que planificaban pasarse unos días entre nosotros.
Para quienes escuchamos reiteradamente el discurso ambientalista local, esto no fue una sorpresa sino el resultado lógico de una dirigencia negligente.
“Los trapos sucios se lavan adentro, nunca afuera” decía mi abuelo.
Ahora bien, todo esto sería válido si existiesen elementos concretos que aseguren la veracidad de los dichos de este joven, pero, si nos remitimos a sus mismas palabras, solo le bastó para tan determinante veredicto un informe de un análisis de agua realizado por la UBA sobre muestras extraídas por el Foro Ambiental local.
Vale agregar que los resultados de dichos análisis PARA NADA aseguran un nivel de contaminación crítico, salvo en la salida de las cloacas aguas abajo de la ciudad. Ni siquiera los efluentes de Soychú mostraron guarismos determinantes.
“¿Quién soy yo para decir esto?” seguramente preguntarán. Yo no sé nada, pero cuando no sé recurro a quienes si saben para conocer la verdad.
Y quienes sí saben reconocen que el Gualeguay no está sano, que el desarrollo industrial, las modernas técnicas agrícolas, y el crecimiento de las ciudades lo afectan seriamente, pero su estado está lejos de merecer los “atributos” del joven Pérez Barrio. Y mucho menos habilita a salir a rasgarse las vestiduras exagerando la situación y degradando el sagrado patrimonio de nuestra comunidad. Eso no es correcto ni conduce a ninguna solución.
Pero, lamentablemente, las manifestaciones tan livianamente emitidas por nuestros ambientalistas, sin la más mínima prudencia, desvirtúan y desacreditan nuestra lucha ambiental y la lucha por lograr una mejor ciudad.
Señores, hay mucho por hacer, pero tirando bombas incendiarias que queman nuestras posibilidades de desarrollo no vamos a lograrlo.
Señores, hay mucho por construir, pero aferrándonos a esa estéril actitud de confrontación constante no vamos a lograrlo.
Señores, se hace con respeto y en convivencia, se construye con diálogo y en consenso.
Cualquier otra forma es protagonismo hueco e inútil.
Norman Robson para Gualeguay21