Los libros no muerden
Por monseñor Jorge Eduardo Lozano, obispo de Gualeguaychú y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social
En estos días se está desarrollando en la ciudad de Buenos Aires la Feria del Libro. Con esta ocasión suelen publicarse artículos en varios diarios y revistas, y realizarse notas periodísticas en unos cuantos medios de comunicación. Se destinan esfuerzos para instalar en la sociedad la necesidad de una mayor dedicación a la lectura.
Desde hace décadas escuchamos lamentos acerca de cómo se fue desplazando el lugar del libro en casa o la escuela. Y estas quejas tienen fundamento en la realidad.
Primero, la televisión; luego, la computadora, van poniendo cada vez más dificultades para una dedicación a la lectura serena y reposada. La llamada “cultura del zapping” nos hace pasar del largo y no detenernos en los libros, y a veces ni en los amigos. La ponderación del fragmento por sobre los caminos prolongados o los procesos de aprendizaje puede ser un impedimento concreto.
Sin embargo, cada tanto aparecen novelas que atrapan a los adolescentes, o textos que nos ayudan a encontrar riquezas en el propio corazón o que nos ayudan a soñar un mundo mejor que aun es posible. También libros de espiritualidad y formación. Me contaban cómo se estaban vendiendo varios títulos sobre el Papa Francisco, o acerca de la vida de San Francisco de Asís.
Si llegaste leyendo hasta este renglón significa que no registrás dificultades para sostener la lectura.
Y hablando de libros, te cuento de uno que estamos publicando en estos días un sacerdote, un matrimonio, y yo. Son reflexiones que fuimos compartiendo entre los cuatro. Se llama “Nueva Evangelización: fuerza de auténtica libertad”. Lo vamos a presentar el Jueves que viene, 9 de mayo, a las 19 hs en el Monasterio de Santa Catalina, San Martín y Viamonte, Ciudad de Buenos Aires. Dios mediante pondremos también alguna fecha en la Diócesis de Gualeguaychú.
Quiere ser “una invitación a la esperanza y la disponibilidad dócil al Espíritu que nos impulsa a navegar mar adentro, a dejar las seguridades conocidas en la costa y dirigirnos hacia aguas más profundas”.
El próximo 8 de mayo es la solemnidad de la Virgen de Luján, Patrona de nuestra Patria. A su Santuario en Luján —y a tantas Iglesias que llevan su nombre— acuden muchísimos peregrinos buscando el consuelo de la Madre, o queriendo expresarle el cariño de hijos. A la Virgencita Gaucha le confiamos nuestras intenciones y anhelos. Especialmente a sus hijos pobres y enfermos.
Hace dos semanas fuimos todos los obispos del país a rezar a Luján. Especialmente nos movía el pedido que el Papa Francisco nos hizo llegar en su carta: “recen por mí”.
Con corazón de peregrino también aproveché para pedir por mis familiares y amigos, los enfermos, los presos, los que no tienen trabajo, los que son adictos a las drogas o el alcohol, las vocaciones, la diócesis… y también por vos.
Necesitamos de la oración de unos por otros.
La Iglesia es familia y es comunión. La gracia de Dios nos alienta a la misión y a encontrar el rostro de Jesús en todos nuestros hermanos.