15 mayo, 2025 4:33 am
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Que sea eterno

 

Llego el día. Ciertamente me resulta una inquietud la situación. Hacía mucho tiempo que no se veía MILITANCIA, pero MILITANCIA digo. Los jóvenes están con “una pila terrible”. Contrariamente a lo que muchos piensan y dicen en su contra “la tienen re clara”. Particularmente es algo que me agrada en gran medida.

Más allá del partido, corriente o grupo al que pertenezcan, me conmueve el compromiso que asumen como grupo. Andan, se mueven y mueven, arrastran, se comprometen y exigen compromiso, se juegan e imponen un juego limpio y claro. Era algo que no veía hacía mucho tiempo. Ocupan espacio por propio mérito. Están donde están a fuerza de empuje y garra. Y han contagiado esa vorágine. Creo que somos unos cuantos los mayores que no podemos dejar de reconocer que los jóvenes “han copado la política” en buena ley, a fuerza de lucha y trajín. Los parques, las plazas, las instituciones, la cultura. En todos estos espacios ( y algún otro también) dejaron la marca. Ha sido casi un romance. Y en el hemos caído casi todos. El tan soñado  príncipe azul  (el poder político) se ha dignado mirar a su más fiel  compañera (la militancia). Los hechos concretados, los compromisos logrados, la palabra empeñada han sido la cosecha del esfuerzo sembrado.

Ahora bien. Como dije al principio, me resulta una inquietud, mínima… Este romance, esta vorágine que nos atrae a todos, o aunque no, a muchos, me asusta un poquitín, como que me enerva. Verdaderamente,  los grandes, a pesar de la experiencia, somos más propensos a “meter la pata”, por decirlo de una manera y safar. Los más desalmados han traicionado esa juventud, esa fe puesta en el futuro, la ilusión de concretar los sueños. Eso me asusta. Tanta pasión y tanta furia militante. Tantos sueños. Ojalá no sea un touch and go. Ojalá.

Hija de los Sueños para Gualeguay 21